miércoles, 22 de septiembre de 2010

HERMANN: PRESIDENTE ES RESPONSABLE DEEXCESOS DE AMET....

Hamlet Hermann muestra un ejemplar del libro "Para vencer el caos" en el cual cuenta su experiencia al frente de la AMET.
SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- Hamlet Hermann recuerda aquel día de 1997 cuando que el presidente Leonel Fernández lo llamó a su despacho y puso en sus manos un estudio sobre el transporte elaborado por técnicos extranjeros. Eran tiempos en que la escobita nueva del primer gobierno del Partido de la Liberación Dominicana quería barrer –por lo menos eso se decía— los males más acuciantes del país. Y el transporte era uno de ellos.
Junto con el estudio le entregarían las llaves de un apartamento de apenas cien metros en la calle Santiago. Ahí debía montar la oficina sobre la cual discutió casi nada con las autoridades, ni siquiera con aquellas que elaboraron el decreto de creación de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET).
Hermann no se arredró. Comenzó a organizar las ideas que le bullían en la cabeza e inició la contratación de personal. Sintió que en aquella institución que surgía de manera tan espontánea estaba el germen del futuro Ministerio de Transporte.
Trece años más tarde sabe que aquello a lo que dedicó esfuerzos e inteligencia es una ficción.
AMET no existe, no existe. Si se compara la parte del decreto relativa a lo institucional, salta a la vista que todo lo hecho la contradice. AMET se ha convertido en la división de tránsito de la Policía Nacional y toma decisiones que no le corresponden”, afirma Hermann.
Hace el inventario de las “decisiones” impropias que adopta la institución: enjuiciar personas, cobrar multas y, la más impropia de todas, matar, como ya ocurre con frecuencia. Pero aquello para lo que fue creada permanece en el zafacón, por eso nada aporta a la solución del transporte.
Él, para quien la reorganización del tránsito es una suerte de obsesión, tiene claro sin embargo que el problema va más allá de la AMET y ancla en una falta de institucionalidad neurálgica. No conjetura ni, como han aventurado algunos, sangra por la herida de no estar donde antes estuvo. A la mano tiene recortes periodísticos de estos últimos seis años para demostrar, incluso eligiendo al azar, que todas las informaciones remiten al desorden.
“No hay una sola institución, una sola, que establezca una política de transporte: AMET dice una cosa y hace otra, la OTTT…Cuando todas las personas pensantes y los propios empresarios, e incluso especialistas extranjeros que él invitó para avalar su proyecto rechazan el metro, el presidente crea la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET). Sin embargo, desde 2005 cuando fue creada esta última, no se han reunido nunca los directores de la OPRET, de AMET, de OMSA, de la OTTT y los responsables de transporte de los cabildos”, afirma con la seguridad de quien estudia, y no solo observa desde las gradas, la realidad de la que habla.
El colofón es previsible: no puede hablarse de institucionalidad cuando se es incapaz de lograr que los propios subalternos se reúnan para discutir un tema de interés común. Por tanto, no hay que buscar más allá: la ley no es el problema, sino un Poder Ejecutivo que permite que cada cual haga “lo que le salga del forro”. El resultado no puede ser otro que el caos y el desorden, querido por el presidente Fernández porque le saca partido.
Para demostrar sus asertos, Hermann apela a una comparación entre la prolongada e insoluta crisis de la energía eléctrica y la del transporte. Lo dice categórico: Fernández no tiene interés en solucionar ninguno de los dos porque utiliza ambos sectores “como alcancía electoral, de donde sale el dinero para perpetuarse en el poder”.
No lo estoy difamando, no. Es que él le ha entregado la energía eléctrica a los generadores y el transporte a los consultores. Quien dirige el sector transporte es el cartel de la construcción, del que forman parte Diandino Peña, Miguel Vargas Maldonado. Moya, Then. Modesto… No quiere resolver el transporte –insiste— porque su prioridad es construir metros y sacar dinero. Ahora tiene como gran socio a la firma brasileña Ordebrecht con la que ha suscrito numerosos contratos”.
Hermann vuelve sobre AMET y su función represora manifiesta en los últimos meses con mayor intensidad. Niega enfático que en el arma que portan sus agentes radique el riesgo de que abusen de la ciudadanía.Si así fuera, habría que abogar por desarmar también a los policías.
El problema no está en el arma. Pones el arma sobre un escritorio y no mata a nadie. El arma necesita que alguien le apriete el gatillo. Y si ese que aprieta el gatillo no tiene conciencia del valor de una vida humana, y desconoce el de las leyes… El asunto, en definitiva, no está en el arma sino en cuál es la filosofía que guía a quien la usa”, dice categórico.
Remonta la historia no en ánimo de diferenciar el pasado del presente, sino para corroborar su hipótesis de que la “filosofía” institucional es la responsable de la actuación de sus miembros: apenas llegado al poder en 1963, Juan Bosch se comprometió con el pueblo a que mientras fuera presidente la libertad no perecería. Ni un solo muerto, ni un solo apresado. Siete meses después, los golpistas, reintronizaron el terror. Dos estilos políticos, dos modos de ver el mundo.
Quiero decir con esto que el presidente Fernández es el principal responsable de lo que aquí pasa. ¿Cuándo se le ha oído protestar por las muertes en ‘intercambios’ de disparos? Él no dice que los maten, pero lo acepta”, afirma casi al final de la entrevista.
.La conclusión no es auspiciosa. Para Hermann, no hay nada que hacer con la AMET. La razón es una y rotunda: no existe. Y ya él dijo el porqué.

7dias.com.do

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