sábado, 30 de enero de 2010

POR QUÉ A LA GENTE "SE LE VA LA CABEZA EN HAITÍ"?....

Un médico de Puerto Rico sonríe a la cámara antes de operar. Archivo
El sufrimiento hace que los haitianos deambulen como zombies
Las estrellitas de la farándula también quieren ser los protagonistas

Jorge Barreno Miami
Actualizado viernes 29/01/2010 23:45 horas

Teatralizar lo más dramático. Tomarse una foto con una sierra antes de cortarle la pierna a una herida por el terremoto. Grabarse con el teléfono móvil sujetado el último modelo de ametralladora que porta la Policía Nacional haitiana, por cierto, de los años 70. Fotografiarse ‘pillando un buen pedete’ después de una dura jornada de ayuda humanitaria. La delegación puertorriqueña la ‘ha montado gorda’. Pero, ¿qué le pasa a esa gente por la cabeza para cometer este tipo de tonterías?, en una país donde la gente, traumatizada, se está muriendo de hambre y de sed por las calles…

‘Cosificación de la relación interpersonal’, lo llaman los especialistas. “En situaciones tan duras como las que se viven en Haití, algunas personas se mentalizan de que lo que tienen al lado son objetos. Reconocen que son seres humanos, pero no hay vínculo ni relación. No tienen ningún contacto, simplemente intervienen sobre el problema”, afirma José Luis Zaragoza, doctor y especialista en Psiquiatría. Ayudan a un ‘pobrecito’, a un joven, a una mujer embarazada, a un lisiado. Igual da que da igual.

La cosificación no sólo afecta a los extranjeros que durante el día tratan de ayudar. El sufrimiento hace que los haitianos estén acostumbrados a deambular como zombies, más aún en unas calles plagadas de cadáveres putrefactos. “Te pongo un ejemplo. Es lo mismo que les sucede a los médicos cuando intervienen. Están haciendo un trasplante de hígado y su visión queda reducida a la víscera. No piensan en el portador de ese hígado, no son conscientes de nada más”, explica el psiquiatra madrileño. “En situaciones de extrema dureza se piensa en el día a día y en nada más, cada uno busca lo suyo”, añade.

Imágenes para el olvido
La polémica se ha servido con las "crudas e insensibles" imágenes en las que aparecen médicos puertorriqueños enviados a Haití bebiendo, fumando y portando armas de fuego. El presidente del Senado de Puerto Rico, Thomas Rivera Schatz, ya ha mostrado su indignación. ¿Son las únicas imágenes? Seguro que no. En el campamento internacional que los cooperantes de distintos países habían levantado al final del aeropuerto internacional Toussaint, decenas de extranjeros se ‘cocían’ todas las noches, ¿para olvidar? Mexicanos, españoles del Aecid (Asociación de Cooperación y desarrollo), puertorriqueños… ¿Por qué?

Desinhibición total.
“Consiste en el olvidar lo que se acaba de vivir. El alcohol es una de las maneras más recurrentes para desinhibirse. Un ritual social en el que emborracharse por emborracharse se torna la piedra angular del olvido, exactamente igual que hacen los jóvenes en cualquier parte del mundo los fines de semana”, manifiesta el doctor José Luis.

Son las paradojas de la vida, la pérdida de control en momentos extremos. Al psiquiatra madrileño le gusta continuar con su ejemplo de los cirujanos: “En una intervención quirúrgica todo tiene que estar esterilizado. Sin embargo, casi siempre, al lado de la sala de operaciones hay un pequeño cuartito todo guarro, el del café. Paradójicamente a los cirujanos no les importa tomase su café en vasos sin lavar mientras se fuman un cigarro tras otro. Y momentos después, ¡a operar!

Estrellitas al rescate
Otro tema peliagudo es el de las estrellas de la pista que se acercan a Haití un par de horas, se hacen unas fotos con el presidente con el presidente de Haití, René Preval, y se marchan. Véase a Julio Iglesias, a Ricky Martín, a John Travolta, etc, etc, etc. Todos quieren ayudar. Dan una millonésima fracción de sus inmensas fortunas y dicen que con ese dinero se construirá un hospital. ¿De verdad?, ¿o es simple publicidad engañosa?

Se han puesto también de moda los periodistas como Anderson Cooper, estrellita de la CNN, que se echa a llorar y organiza peleas entre los haitianos para ‘ayudar’ y para mancharse de sangre caribeña. O los enviados de programas del corazón que graban la tragedia haitiana y que prometen construir hospitales para niños. Mientras, su ‘share’ se dispara en busca de la ‘verdad’; los zombies de los que habla José Luis Zaragoza, cuyo único objetivo es finalizar el día.
No se plantean vivir 80 años, ni si quiera 50. Sólo quieren agua y que les dejen de doler las injustas heridas que los avatares del destino marcarán para siempre. Fotos con el móvil, borracheras sin control, reacciones de la mente occidental ‘cosificadora’. “Sepan que olvidar lo malo también es tener memoria”, dijo el periodista y poeta argentino José Hernández. “La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”, le contestaba su, por unos años coetáneo novelista y dramaturgo irlandés, Oscar Wilde.

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