.jpg)
El resurgimiento del movimiento social dominicano, en su nueva versión encabezada por la clase media, ha “torcido el brazo", por segunda vez, al gobierno que encabeza el presidente Leonel Fernández.
Antes con la construcción de una cementera en el borde del Parque Nacional Los Haitises, crítica área protegida del país, y ahora con el tema del cumplimiento de la ley que ordena invertir un 4 por ciento del producto interior bruto (PIB) en el sector educación.
Aunque falta mucho para decir que el gobierno va a cumplir el mandato legal del 4 por ciento, dos hechos avalan la tesis de que el movimiento social resurgente “ha torcido el brazo” al gobierno.
Uno es que el referido movimiento ha dividido la unanimidad del Congreso Nacional que controla el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), e incluso a logrado que congresistas de dicho partido y de la oposición reclamen el cumplimiento de la Ley General de Educación 66-97.
Otro es el llamado urgente a reunión del Consejo Económico, Social e Institucional (CESI) hecho por el propio presidente Fernández, quien ha pedido la asistencia del grupo Coalición Educación Digna que promueve las manifestaciones masivas a favor del 4 por ciento del PIB para la educación.
Mientras esos dos hechos resaltan a la vista de todos, el nuevo movimiento social ha logrado “cruzar de manera transversal” los cimientos del poder político que hasta apenas un año atrás lucía “cerrado” a favor de Leonel Fernández, quien disfrutó de enormes simpatías en las encuestas. Hoy tiene las masas detrás de sí, reclamándole legalidad.
Pero la crisis y su impacto sobre el país, el desgaste del poder por los escándalos de corrupción, el dispendio del presupuesto, la asociación de sectores del gobierno con el narcotráfico y el lavado de dinero y el creciente endeudamiento del sector público para gastos corrientes, poco a poco, han calado en la conciencia de sectores urbanos de considerable nivel social, económico y educativo.
Eso explica el origen social de las amplias protestas que, a su vez, son una dura censura al sistema de partidos políticos tradicionales, incluyendo a la propia dirección del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ultraconservadora a nivel de rechazar las acciones de masas y hacer pactos con el gobierno para parir una Constitución al mejor gusto del Opus Dei. Ese PRD ha tratado de sacarle partido a las protestas, pero no ha podido.
Mientras los sectores urbanos han resurgido con fuerza tan evidente que sólo las jornadas posteriores al fin de la tiranía de Rafael Trujillo pueden servir de comparación. Entonces, las clases medias urbanas se lanzaron a las calles protagonizando acciones continuas que pusieron fin al régimen dictatorial.
Esta vez es evidente que el gobierno pierde la calle y que en las calles las clases medias (y ya no tan medias) aumentan su poder de convocatoria y de movilidad como quedó expuesto ayer tarde y anoche cuando las multitudes con rapidez llegaron al Congreso Nacional, hicieron presencia en el Tribunal Superior Administrativo y poco después cercaban un hotel del Malecón donde el presidente Fernández asistía a una cumbre sobre Haití, con la presencia del ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Hasta ese hotel llegaron las masas obligando a la seguridad del presidente Fernández a posponer su salida del edificio y luego a sacarlo por una puerta trasera, mientras la multitud reclamaba el 4 por ciento para la educación.
Tanto el presidente Fernández como los delegados internacionales convocados para el tema de la reconstrucción de Haití pudieron ver y escuchar a la multitud haciendo el reclamo.
Juan González, especial para 7dias.com.do
No hay comentarios:
Publicar un comentario