miércoles, 7 de abril de 2010

"NO ME DEJARON DISFRUTAR DEL CARIÑO DE MIS PADRES"...

Similitud. La hija de Jean Awad Canaán y Pilar Báez de Awad deja de lado los recuerdos tristes y sonríe cuando se acerca al retrato de su madre, a quien se parece bastante, aunque también a los rasgos árabes de su padre.
La muerte de Pilar Báez y Jean Awad en la Era de Trujillo está rodeada de misterios, pero la hija de este matrimonio, Aída del Pilar Awad Báez, está convencida de que fue Agelita, la consentida del dictador, quien mandó a colocar una inyección anticoagulante a su madre e hizo simular un accidente en el caso de su padre para deshacerse de ellos.
SECUELAS DE LA TIRANÍA
“Las cartas de Pachi que nunca llegaron al cielo

Wendy Santana - 4/7/2010
Fuente: LISTIN DIARIO


Santo Domingo.- ¡Huérfana, huérfana! le vociferaban sus compañeritos del colegio cuando apenas tenía 8 años y aún ignoraba que sus padres habían muerto en extrañas circunstancias. A esa edad tampoco sabía por qué en su casa no se celebraba la navidad y por qué su abuela siempre vestía de negro y con frecuencia lloraba. “A tú mamá la mataron y tu papá se mató en un accidente, ieje, ieje”, también le decían convirtiendo su pesar en un juego burlón propio de niños inocentes que, según los psicólogos, aún no distinguen entre el bien y el mal y generalmente reproducen conductas aprendidas.

Aída Rosa del Pilar Awad Báez ya tiene 50 años y todavía sufre el desarraigo de su madre desde el mismo día en que nació, y cómo nueve meses después dejó de percibir el olor, la ternura y los brazos fuertes de su padre sosteniéndola mientras le daba de tomar la leche antes de dormir.

“Todavía me duele...” dice con voz entrecortada, lluvia en sus ojos y la piel erizada de la impotencia y el deseo profundo de haber visto a su madre viva, pero vuelven a brillar sus ojos negros cuando se acerca al retrato de su madre y cuenta con tanta emoción que fue ahora cuando pudo verla por primera vez caminando, a través de en un video”.

Respecto a la burla de sus amiguitos del colegio, recuerda que “yo era muy tímida y no decía nada. Mi abuela se enteró porque Dolores Pozo y tía Noris se lo contaron y ella fue al colegio con ese gran sufrimiento que ya no podía soportar, a rogar que se me respetara mi destino”.
En su hogar nunca se trató ese tema. Lo que sabía hasta los nueve años era que sus padres no estaban en casa y que podía escribirles cartas, aunque no entendía por qué nunca les llegaban; nunca recibió respuesta.

Fue en un consultorio médico acompañando a su abuela materna cuando supo de manera abrupta la noticia: “Mira, esa es la hija de la mujer que mataron porque Angelita se enamoró del marido de ella, que también lo mataron porque el esposo de la hija de Trujillo (coronel Luis José León Estévez), estaba celoso”, le comentó una secretaria a otra.

No comprendía bien lo que estaba pasando y pidió a su abuela, quien ocupó el lugar de su madre muerta de una supuesta complicación propia de los partos, que le explicara de qué se trataba ese comentario, “pero mi pregunta no fue contestada y tuve que conformarme con la promesa de que cuando fuera más grande sabría toda la verdad”.

A los 15 años, relata Pilar -también apodada Pachi, como su madre- fue que su abuela se vio precisada a contarle la historia de la desaparición de sus padres, el teniente Jean Awad Canaán y Pilar Báez de Awad, porque Angelita Trujillo, la hija menor del déspota Rafael Leónidas Trujillo, se encontraba en el país y los periódicos se llenarían de noticias.
Pachi, quien recibió en su hogar al director de este diario, Miguel Franjul, a quien suscribe esta nota y al fotorreportero Jorge Cruz, para contar su historia, relata que Angelita vino al país en el 1975 con el pretexto de bautizar un hijo, pero que no pudo hacerlo porque no se le permitió y ella, al parecer, no hizo las gestiones que le garantizaran eso.

Para que no se repita“Lo que más me preocupa es la burla. Es difícil de conseguir la prueba de la causa de la muerte de mi madre y del misterioso accidente de mi padre, pero tengo que defender su honor. No puedo permitir que Angelita Trujillo se burle del honor de ellos, de mí, que he sufrido tanto, y de toda la sociedad, también afectada con el régimen”. Pilar Awad nunca se había referido públicamente al tema hasta la reciente publicación del libro de la hija del tirano, titulado “Trujillo, mi padre .... en mis memorias, Angelita.

Al explicar por qué sale a luz pública si nunca lo hizo antes, dice: “es para que el país se entere de qué eran capaces esas gentes, para que no vuelvan a caer en una dictadura de Trujillo; que ahora no quiera esa gente volver a formar un partido político o lo que sea y a volver ...”.
“...y lo hago por la memoria de mis padres, que se sepa toda la verdad”,
agrega esta dama que aún conserva la candidez de la niña que fue hasta que comenzaron las burlas por la orfandad en la que se encontraba entre sus compañeras del colegio y comenzaron a preocuparle los misterios que rodeaban a su familia.
Pilar Awad vivió en Holanda durante 23 años y desde hace cinco años residía en el país, pero tenía planes de irse a vivir a Australia, donde su hija Aída Dilemina Pilar realiza una maestría en comunicación exterior. También tiene un hijo llamado Jean, como su abuelo ido a destiempo.

ORACIÓN DE LA ABUELA DE PACHI BUSCANDO PAZ
Jesús mío, al darme ésta mi primera hija tan tiernamente amada, me disteis la mayor dulzura que podría colmar mi ambición de madre, ¡una hija con la cual soñé siempre! Hoy me la habéis arrebatado y resignada en cuanto me es posible en mi extremo dolor, medito en el porqué así lo has querido y elevo entonces al cielo una oración ¡que sea vuestra santa voluntad! En esta terrible prueba no me abandones buen Jesús y perdóname si alguna vez he juzgado cruel vuestro designio.

No condenéis las lágrimas de una madre atribulada que a veces se ha abatido sin resignación, no permitáis que se escape a mi dolor una sola palabra que pueda desagradaros. No deseo jamás hacer una queja ni con el pensamiento que no sean conforme con la sumisión cristiana que os debo.

Ayúdame Jesús a que mi dolor no degenere en desesperación ni que el sentimiento de lo que he perdido me haga injusta con lo que me queda.
Dadme fuerzas para levantar mi alma abatida, fuerzas para levantar el retoño que ha dejado este pedazo de mi corazón ido tan a destiempo, enséñame a educarla llena de fe y con la esperanza de conseguir en ella la dulzura y bondades de su madre.

Apiádate de mí Virgen Santísima de los Dolores y dadme fuerzas para sufrir mi honda pena, permitid que yo acepte como vos la espada dolorosa que ha atravesado mi alma, que esté con valor al pie de la cruz hasta la hora de la muerte, sumisa y resignada.Aída Perelló de Báez
Pilar Awad Báez aún busca la verdad sobre sus padres

MISIÓN. LA HIJA DE LA PAREJA IDA A DESTIEMPO DECIDIÓ HABLAR PORQUE ENTIENDE QUE LOS TRUJILLO NO PUEDEN PRETENDER "LIMPIAR SU HONOR" CON PAÑOS DE SANGRE

Santo Domingo.- La muerte de los padres de Aída Rosa del Pilar Awad Báez está rodeada de misterios aún sin descifrar. Sin embargo, la hija de las víctimas tiene la convicción de que a su madre le pusieron una inyección anticoagulante para que se desangrara, el 6 de febrero de 1960, y que nueve meses después mataron a su padre y simularan que tuvo un accidente de tránsito.
El testimonio que ofreció Silverio Sención a la prensa, en 1998, no convence su ansia de saber la verdad. Este señor acompañó a Jean Awad Canaán en el viaje donde supuestamente se accidentó y relata que el joven había estado en una fiesta y que solo durmió dos horas.
“Pero esa noche, como siempre lo hacía, mi papá me dio el biberón a las 9:00; a las 9:30 se fue a casa de sus hermanos, donde vivía, y le dijo que lo habían mandado a una “jodida” misión a San Juan de la Maguana y que se iba a acostar porque tenía que levantarse de madrugada”, aclara Pilar molesta con el testimonio de Silverio, que ve interesado en proteger a alguien.

Según cuenta, a su progenitor lo mandaron de castigo para la frontera cuando tenía tres meses de casado. Angelita lo cuenta diferente pero lo que pasó en aquella fiesta que ella cita en su libro, fue que ella se le insinuó a mi papá y él se fue de la fiesta para evitar problemas.
Al día siguiente, León Estévez lo mandó a buscar y le dijo que cómo se atrevía a irse de una fiesta de los Trujillo y lo mandó de castigo a la frontera.

“Tenemos prueba de las cartas que ella secretamente enviaba a mi padre. Y el asunto del chisme que Angelita atribuye a mi madre fue que ella comentó allá en la frontera delante de un familiar de León Estévez que su madre lloraba tanto sin saber que en ese lugar estaba mejor porque se libraba del asedio de Angelita”.
“El chisme no tuvo que ver con ningún comentario sobre homosexualidad. Pero Angelita no se ubicó en el tiempo. En esa época no se hablaba de ese tema y mucho menos en la milicia”. A los 14 días de muerta su madre trasladan a su papá a Santo Domingo, y le otorgan un reconocimiento por su labor y lo asignan asistente personal del Presidente de la República, bajo el mando de Luis José León Estévez, esposo de Angelita Trujillo. “Él se quejaba de que no lo dejaban llorar la muerte de su esposa y le dio una foto suya a mi abuela para que me la diera porque presentía que no me vería crecer”.

TESTIMONIO SOBRE LA MUERTE DE JEAN AWAD
Yo vi a aquel muchacho jovencito en la camilla de la morgue y le puse una velita en el suelo, que me había buscado una amiga. Cuando yo lo vi estaba con su ropa limpia, impecable, con una camisa caqui, como de seda que se usaba en la aviación.
Yo le revisé la camisa, le abrí el pecho, un pecho lindo y brillante con un color como el de Pachita, blanco.

Yo le entré la mano por el pelo, como cuando tú le chequeas a un bebé la cabeza, para ver si tenía algún golpe y le retiré los pantalones hasta los muslos, hasta donde más pude. Yo le abrí la camisa, le entré la mano por la espalda, por el pecho, por el cuello, le revisé sus manos y no tenía ni un solo golpe, ni una aruñón ni un vidriecito que indicara que había tenido un accidente. Él no tenía absolutamente nada.
Yo cierro mis ojos y es como si estuviera viendo a Jean, que no tenía ni un rosadito, ni un rasguño que pudiera hacerse con una uña. Yo era farmacéutica en el hospital.
Todavía en el día de hoy yo me pregunto en qué forma mataron a Jean, si le dieron algún anestésico o le pusieron algún paño o lo asfixiaron, porque el cuerpo no tenía nada en el cuello ni en la cara.

No tenía ningún morado. Sus dientes estaban apretados, pero sus labios, el de abajo y el de arriba, estaban naturales. Después que yo hablé con Pachita y le conté este testimonio sentí una paz tan grande como si ellos (sus padres) me hubiesen estado diciendo “dile la verdad a Pachi”. En realidad es poco lo que se pueda esperar de la vida de Pachita porque hay que saber lo que es una bebé.

El día que nace, la madre muere y a los 9 meses matan a su padre...
Esa fue una familia llena de amor y de mucha fe. Doña Aída, su abuela, fue una mujer especial, de una fuerza espiritual y un temple.... de una costumbre tan fina que a esa niña nunca le dijeron nada para no hacerla sufrir, para no traumatizarla, para que no tuviera amargura.
Pachita guardó todo lo de sus padres. Él tenía 22 años y ella 20, eran dos jóvenes preciosos muy enamorados, dos noviecitos que se casaron, pero se les atravesó esa señora.

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