jueves, 10 de septiembre de 2009

SECUESTRAN AVION POR "REVELACION DIVINA"..




José Mar Flores quería advertir al presidente Calderón de un temblor y por ello tomó el aparato con 104 pasajeros a bordo; al final, fuerzas especiales de la Policía Federal lo sometieron dentro de la aeronave

Jue, 10/09/2009 - 04:57

Federales ingresaron al Boeing 737 por la puerta trasera izquierda, luego de que todos los pasajeros habían sido desalojados. AP
México.- Un predicador boliviano fanatizado activó la alerta del sistema de seguridad nacional al mantener secuestrado por más de una hora el vuelo 576 de Aeroméxico, que amenazó estallar con 104 pasajeros a bordo si no se le permitía hablar con el presidente Felipe Calderón para transmitirle una “revelación divina”.

Convencido de que “Dios le habló” para que advirtiera sobre un terremoto sin precedente, el pastor cristiano José Mar Flores Pereyra simuló una bomba (confeccionada con latas enrolladas en cinta metálica y un reloj despertador), que ocultó en su maleta para secuestrar el Boeing 737 que despegó de Cancún con destino a la Ciudad de México.
El aeropirata provocó que se pusiera en marcha el protocolo de seguridad diseñado para enfrentar posibles actos terroristas, por lo que ya en tierra la aeronave fue trasladada a un área de seguridad denominada La Gota (posición número 23 remota) que está en la parte oriente del aeropuerto capitalino.

Según las declaraciones de este hombre de 44 años, quien se autoproclama redimido por su fe, pero es considerado un adicto a la cocaína, al alcohol y tiene antecedentes penales por robo, su misión era advertir de manera personal al mandatario mexicano sobre la tragedia y de que “Cristo viene pronto”. Por ello, dijo que “ni escatimé ni en mi vida, ni en mi libertad (…) yo quería que ustedes escucharan estas palabras”.
El también cantante cristiano, que asegura haber sido sicario y francotirador, eligió ayer como el día propicio para hacer llegar su mensaje: era el día nueve del noveno mes del año 2009, por lo que tenía que lanzar la alerta, ya que se dio cuenta que si se invierten los números 9-9-9 se leen 666 (que en algunas sectas y religiones se considera la “marca de la bestia” o el diablo).
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A las 11:40 horas la aeronave partió del Aeropuerto de Cancún, Quintana Roo, con el pastor Josmar —como se hace llamar— como un pasajero más, sin que en esa terminal aérea ninguna autoridad se percatara del paquete que llevaba en su maleta, que simulaba un artefacto explosivo.

Transcurrió más de una hora de vuelo sin contratiempos hacia la Ciudad de México, pero a las 12:56 horas, el capitán de la aeronave se comunicó con el centro de control de tránsito aéreo del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México para informar que tenían una emergencia relacionada con un posible secuestro por parte de tres personas.

Después, según explicó el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, se determinó que el secuestrador actuó en solitario, que no tenía cómplices ni pertenece a ningún grupo subversivo o terrorista. Jose Mar declaró después que actuaba él, con el Padre y el Espíritu Santo.

Los testigos detallaron que el compañero de viaje se levantó abruptamente de su asiento y de uno de los compartimentos sacó su maleta y de esta una biblia, para dirigirse a una de las azafatas a quien le dijo que tenía una bomba que haría estallar si no lo comunicaban con el presidente Calderón y sobrevolaban siete veces el aeropuerto capitalino.

La sobrecargo avisó al capitán sobre las exigencias del secuestrador, quien nunca pudo “tomar” la cabina, lo que permitió que el piloto siempre tuviera el control del vuelo y aterrizara en el Distrito Federal, alertando antes a la torre de control de la terminal aérea sobre el incidente.
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El piloto de la aeronave fue después el intermediario entre el pastor boliviano y el secretario García Luna, quien se trasladó directamente a la torre de control para encabezar las operaciones para liberar a los pasajeros y a la tripulación, así como lograr la detención del aeropirata, quien generó la movilización de fuerzas especiales del Ejército, Marina y de la Policía Federal, por lo que también estuvo presente el general Guillermo Galván Galván, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Las negociaciones de García Luna a través del piloto, a quien calificó de clave para el éxito del operativo, permitieron que de acuerdo con el protocolo de rescate, descendieran primero del Boeing 737 las mujeres y los niños que venían abordo.
Después de las 14 horas, un grupo de operaciones especiales de la Policía Federal ingresó por la parte trasera del avión y lograron la salida de los tripulantes, para luego someter al secuestrador. Aunque también fueron detenidos y esposados otros pasajeros, entre ellos el diputado Hernán Villatoro.

García Luna explicó que “por procedimiento hubo necesidad de concentrar a todos los pasajeros en el hangar de la Policía Federal, para descartar la posible infiltración de algún miembro vinculado con el presunto delincuente entre los pasajeros”, ya que el mismo predicador aseguró que eran tres las personas implicadas en el secuestro de la aeronave.

Sonriente, masticando chicle y escoltado por policías federales, Josmar fue presentado a los medios de comunicación, ante quienes aseguró: “Cristo viene pronto, estamos viviendo lo último de lo último” y señaló que el secuestro tenía la intención de “de pedirles que oremos porque vienen cosas tremendas, lo podemos evitar de una forma, que clamemos, que oremos sin importar cual sea nuestra denominación o religión, que clamemos a Dios para que esto no ocurra”.
Para hacer llegar este mensaje planeó el secuestro del vuelo 576, sin importar, dijo, haber puesto en riesgo su vida y su libertad.
- Claves
A 40 mil pies• Álvaro Ríos, piloto de la aeronave secuestrada, relató que al momento en que fue enterado de la amenaza de José Mar Flores Pereyra, el aparato volaba ya en ruta a 40 mil pies de altura, a las 12:56 horas.
• Detalló que en ningún momento se comentó a los pasajeros sobre lo que estaba ocurriendo, sino hasta que aterrizó la nave en el aeropuerto internacional Benito Juárez.
• “En ningún momento se tomó (la amenaza) como una broma”, señaló Ríos por la noche en entrevista televisiva, y dijo que aún se encontraba nervioso por lo sucedido.
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Ignacio Alzaga

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