viernes, 23 de septiembre de 2011

MADRE ANHELA LEVANTARSE DE LAS RUINAS Y RECUPERAR A SUS HIJOS...


Drama. Dentro una casa pequeña de madera y zinc, sin sillas, sin energía eléctrica, sin baño, sin cama, vive la mujer de esta historia. Su rostro ha sido distorsionado en la imagen para proteger la identidad de su hijo sexualmente violado.
REPORTAJE

UNA GRAN SOMBRA DE INJUSTICIA NUBLA LA MIRADA DE UNA MUJER QUE NO TIENE PARA COMER
Drama.
Dentro una casa pequeña de madera y zinc, sin sillas, sin energía eléctrica, sin baño, sin cama, vive la mujer de esta historia. Su rostro ha sido distorsionado en la imagen para proteger la identidad de su hijo sexualmente violado.Katheryn Luna
Santo Domingo
Sumergida en el dolor, Ivy muerde la impotencia de ser madre de un hijo que fue violado sexualmente, con una casa casi en ruinas y con una gran sombra de injusticias que nublan su mirada.
Acompañada de dos perros “viralatas” vive en lo que hace meses ha sido su hogar, luego de deambular por las calles de la ciudad pidiendo algo de comer para ella y sus hijos, después de haber sido abandonada por el padre de estos estando embarazada.
La historia de esta mujer, conocida como Ivy comenzó a tomar un giro de tristeza cuando Rafo, padre de cuatro de sus siete hijos, la abandonó y echó fuera de la casa llevando en su vientre a su hijo menor que hoy tiene cuatro años de edad.

“Me quedé sola con mis hijos, sin ayuda, y tuve que salir a caminar siempre con ellos, para no dejarlos solos y ver cómo podía conseguirles algo de comer a los pobres niños”, cuenta.
Dijo que gracias a Dios nunca llegó a robar por lo que salía a pedir a personas conocidas, principalmente en el sector donde vivía con Rafo, en casa de la familia de su cónyuge, a la que tiene años que no ve.

Un hijo violado
Lo más terrible para esta madre fue darse cuenta que a uno de sus pequeños, el de ocho años, lo habían violado sexualmente y la justicia no estuvo de su lado. “A mi hijo lo violó un muchacho que vivía por aquí y su familia lo defendió y dijo que yo estaba loca”, dijo sumida en llanto.
Ivy explicó que interpuso una denuncia en contra de un joven llamado Anderson, a quien su hijo acusó de violarlo, pero fue en vano todo lo que con sus escasos recursos y fuerzas pudo hacer.
La justicia, según esta atribulada mujer, no la acompañó. Sólo le quedó dejar en las manos de Dios para que imponga castigo por el abuso cometido contra su pequeño hijo.

Casa quemada
Dentro una casa pequeña de madera con una estufa inservible, sin sillas, sin energía eléctrica, sin baño, sin cama, vive la mujer de esta historia. La vida de esta dama se cubrió de oscuridad y soledad. A Ivy le vendieron una pequeña casa de madera cayendo casi a sus pies, en un solar sin vida y alejado de la ciudad, por 10 mil pesos, que obtuvo de sus ahorros y otra parte que le regalaron varias personas conmovidas por su situación.
Hace cuatro meses la indefensa mujer encontró quemada su casa, ubicada en un solar en el kilómetro 17 de la autopista Duarte, supuestamente por una mujer de origen haitiano, en venganza porque la acusó de intentar poner a robar a su pequeño de ocho años víctima de la violación.
Una vez más la justicia no estuvo de su lado, según cuenta esta madre. “Yo le puse una querella y ella duró 24 horas presa, pagó un abogado y salió, y se quedó así”, dijo con dolor al ver lo que queda de su hogar.
Explicó que tenía tres mil pesos en el colchón que había ahorrado durante un año para hacerse unos estudios médicos, ya que ella y sus hijos padecen de falcemia, y la persona que ella acusa de incendiar su casa y poner a robar a uno de sus hijos perforó el colchón y se los robó.
Las maderas que sostienen el zinc están totalmente quemadas, lo que atemoriza a esta pobre mujer, quien también duerme en el piso todas las noches, debido a que su cama quedó inservible por el fuego.
Los ojos color café de Ivy derraman lágrimas al recordar que a causa del fuego hoy vive sola en la oscuridad sin sus pequeños hijos que están hoy en un albergue, porque no tenía cómo alimentarlos ni cuidarlos.Uno de sus hijos, una pequeña de siete años, está hoy donde una señora que cuida de ella, mientras Ivy gana RD$5,600 barriendo en el Jardín Botánico Nacional, trabajo que le consiguió el antiguo padre de la Iglesia Católica Santo Toribio de Morrobel.



“Me ayudaron a conseguir este trabajo barriendo pero lo que gano se me va en pasaje y a veces no tengo que comer y tengo que irme a pie hasta el nueve y coger un carro y cuando llego al kilómetro 17, irme a pie para la casa a estar solita con Dios”.
El estado de abandono en que vive esta madre de 36 años es lamentable, pues ella no cuenta con una estufa, ni nevera para guardar alimentos y mucho menos dinero para comprarlos. “Tengo un anafe para hacer algo de comer, si el colmado me fía”, dijo.
La casa parece a simple vista un lugar que una vez estuvo habitado, pues está totalmente vacía, solo con el anafe, el colchón, un caldero quemado y fundas con ropa que le han regalado

No hay comentarios:

Publicar un comentario