1ro. de septiembre 2011
Parece erguirse desde siempre del fondo de las décadas...desde que todos los hijos de esta tierra tenemos uso de razón.
El era el poder...un poder tutelar en vida...un oráculo permanente de vaticinios estremecedores.
En el la existencia se hace una con el poder...Existe porque es el primero, el que preside el poder.
Es probable que no haya habido uno, ni en el país ni en otros, con tan buen sino para sus manejos políticos que, en todo momento enfilaban, vector constante, al poder.
Desencadenado de las ideologías, no cree como los ilusos en ninguna de ellas. Su única ideología, su permanente y sencilla ideología, sin divagaciones y obscuridades, es la concepción de lo que él fue para la República después de morir Rafael Trujillo.
No creemos que se consideraba un individuo de excepción...Un dominicano histórico por encima de todos los demas desde que se fundó la República, ni que el orgullo, ni la propia vanidad, ni el afán de lucro lo ataban.... No creo.
Sus manos manejaron miles de millones y no lucía ser un hombrre rico y mucho menos dispendioso en lo personal. Vivía el poder, y era su paga y su salario
Como todo hombre arebatado por la pasión del poder era alérgico a que quisieran hacerle sombra, a que se le aproximaran demasiado, por eso todos sus compañeros en la Vice desde que comenzó su carrera a la inmortalidad siempre él los acogia , no permitia que lo aconsejaran y menos que una asamblea o convención de partido bendijera a uno que no sea el que tiene proyectado...Sólo el escogia, solo el señalaba..
Era un gran hombre subyugado por la agonía, la lucha, sobre todo ya en en esos crepusculares años de su espectacular carrera, después de 1986, de las ejecutorias colosales, para que en el futuro no quepa la menor duda de que por por ahí pasó él, y no como una sombra sino hoyando con su planta.
El poder y la grandeza tenian para el muchas facetas, la literatura era una.
Orador a la antigua usanza con poses y rejuegos a los Bousuet o Castelar, usaba una palabra encendida, suave y melodiosa cuando ha logrado sus propósitos, trepidante como un alud cuando se indignaba o amenazaba.
Don Joaquín Balaguer, normalmente era un hombre tranquilo, apacible e invariablemente cortés, aparentaba que lo estafaban, que por su medio estafaban los dineros del del pueblo y el no se da cuenta, y sí veía aunque no veía.
Todos le debian algun favor, de todos archivaba algún secreto vergonzoso o infamente, así todos le eran adictos y jamás quisieran ver bajar de su olimpo a su Jupiter tronante.
Su séquiito de alabanciosos dician que era un Dios. Nosotros ahora mismo no llegariamos a tanto... pero sin un mortal que jugaba a ser Dios. Como todo poder humano tiene un límite, el conocia perfectamente hasta donde llegaban sus linderos y nos los transguedia para nada no vaya a ser que las furias de los dioses se batan sobre él.
Se sentia ser un hombre atrapado en las redes del destino de las que no puede escapar por lo que no era culpable de lo que estaba sucediendo. Era inocente...
Unas de las característas más desemperante del hombre-poder es que nunca sabe, que nunca oyó, nunca lo interpretaron como era, así escapa al refugio de oro de su poder infinito sin salpicaduras de podredumbre que lo copromentan.
Fue señalado por los hados y llenó su cometido hasta el último minuto.aunque se haya ausentado la luz de sus ojos y la ligereza de su paso.
Funciones que fueron burocráticas que puedieron ser realizadas normalmente por el común de los mortales en el se convirtieron en un arcano poblado de misterios, de complegidad, e insólita trascendencia.
Lo envolvía un halo apacibe, firme, patrialcal, y hombres de armas, y de inmensas fortunas, y de natural levantisco, al verlo aproximarse con la despaciosidad del no vidente, veían a su ver, sin ellos mismos percatarse, la sombra poderosa del perinclíto....
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