Reproducido de Acento.com.do
Todavía estoy "acelerá", con la experiencia vivida el pasado  domingo 9 de diciembre en el Obelisco "hembra" de la Capital dominicana.
Muchos  de los que participan en las manifestaciones de protesta en Santiago,  se quedaron en esta ciudad y organizaron en El Monumento un D-9,  contra  la impunidad y a la corrupción. Puse un álbum de  fotos de esa  actividad en mi muro de Facebook.
Consideré  quedarme en la manifestación de Santiago, porque todavía estaba "ronca"  de la "voceá" que dí en Nueva York, en las 60 cuadras que recorrimos  cantando : Ladrón!, Ladrón!, Ladrón! Ayyy! Qué ladrón! Qué Ladroncito!  Ladronazo! Ladronazazazo!  ladrón! Ladrón! ladrón! Ladrón! Ladrón!  Ladrón! Miaaau! Miaaau!
Sin embargo,  finalmente, me fui con el pequeño grupo que a modo de delegación, viajó  de Santiago a la Capital a la convocatoria de la organización Justicia  Fiscal, en repudio a la impunidad, a la corrupción y a un Paquetazo  tributario sin garantías de calidad en los gastos públicos y que se  pretende aplicar sin transparencia administrativa, sin eliminar del  clientelismo y sin penalizar a los responsables del hoyo fiscal.
Cada  uno fue pagando su transporte y su comida -algo totalmente impropio de  un politiquero y más aún de periodista-. Ojalá no me expulsen del  Colegio -si es que pertenezco- y del sindicato,  por esa  desnaturalización tan imperdonable del oficio.
No  me explico cómo fue que para asistir al D-9 no se nos ocurrió ir a  Obras Públicas o a  Educación o a la Gobernación, o a cualquier ministerio, a solicitar que  nos asignaran los vehículos -provistos de combustible- de los  organismos estatales que se utilizaron en la campaña electoral.
Esta  vez, no habría sido para ilegales abusos de poder, dilapidaciones y  malversaciones en beneficio de partidos; sino con los fines legítimos,  de ir a defender la institucionalización, la funcionalidad, el  despiojamiento del gobierno, el funcionamiento de las instancias  judiciales y la aplicación de sanciones para quienes se han comido vivo  al país.
También, para  rendir una labor de  auténtico bien social y  concientización y responsabilidad ciudadana,  aparte de afianzar el inicio de la reclamada profilaxis política y  administrativa, que nos permita ser ciudadanos potables, con derechos y  deberes en una democracia, que no sea una caricatura ridícula, llena de  hoyos, llagas, ripios y  destrozos.
Es verdad que a la altura de Bonao  intentamos amotinarnos y exigirle a Lucienne Carlo que nos buscara unos  picapollos chinos de los que reparte Leonel, pero esa moción no  prosperó y cada quien tuvo que rascarse con sus propias uñas y comprar  para el almuerzo unos quesitos de hoja y unas galletitas, francamente  exquisitos. Seguro que nos parecieron tan satisfactorios porque los  compramos con el dinero de cada uno y no con cuartos del erario,  asaltado al  pueblo.
Llegamos temprano, me  parece que un poco antes de las 3 de la tarde, que era la hora  (dominicana, desde luego) para la que se había convocado la actividad.  Todavía no se había bloqueado y desviado el tránsito -lo que  posteriormente hicieron unos muy eficientes AMET-  ni se había  atiborrado el espacio alrededor del monumento, pero eso me dio algún  tiempo para compartir un poco con diversas  personas.
Fue emocionante el encuentro  -inesperado- con muchos amigos y amigas de viejos tiempos y también con  los numerosos nuevos amigos que solo conocía en las "redes" sociales.
Ahí  finalmente conocí a Boanerges, a Vielka a Atilano -y mil firmas más-  que en persona se ven más jóvenes y buenzos que en las fotos -lo mismo  me pasa a mí-Jajajajajajaja!
Estaban los nuevos  motores, los inspiradores, la salvia fresca, los jóvenes y las jóvenes  con sus tabletas, sus celulares y su música -a mí también me encanta  Calle 13 incluyendo su artístico corte de pelo y el bellísimo cuerpo que  tiene-.
Gente de mediana edad y también  personas mayores. Algunos con discapacidades, entre estos un par de  jóvenes y también alcancé a ver al Men, completamente ciego, acompañado  por alguien que lo conducía.
No todos son  Delio.
Aquí hay gente que sí sirve. De  izquierda, de derecha, del centro, de arriba, de abajo, hombres,  mujeres, andróginos, creyentes, ateos, heterosexuales, gays, lesbianas,  negros, blancos, café con leche, "indios", jabaos, católicos,  protestantes, evangélicos, budistas, terrícolas, marcianos, sacerdotes,  entre ellos, Regino, un cura que dignifica esa condición.
La manifestación fue protesta y compromiso.
Abrieron  turnos libres al micrófono, donde la gente iba a contar sus penurias,  sus temores, sus angustias, sus encojonamientos, sus ruegos a Dios, sus  recriminaciones a los partidos que han ejercido el poder y sus  acusaciones contra los corruptos, especialmente contra los que han  estado más en el medio, encabezando el despellejamiento nacional, en los  últimos años: Leonel Fernández, Félix Bautista y los  funcionarios-tutumpotes del PLD. El calié trujillista  salió a colación varias veces.
El comunicador  César Medina fue citado como el ejemplo más visible e insultante de las  botellas, cuyo trabajo para un partido se paga con un sueldo del  gobierno.
Algunos muchachos jóvenes, con la  marginalidad plasmada en el rostro, explicaban sus vivencias y crujías  versificando a ritmo d "rap".
La manifestación  también fue fiesta, con despliegue de ingenio y de talentos artísticos,  músicos, cantantes, actores y, sobre todo, fue una manifestación de  amor, hacia un país que sí tiene dolientes, que sí tiene quienes lo  quieren.; que sí tiene gente asqueada de un congreso plagado de ladrones  y de imbéciles criminales, como el último forúnculo, tan despistado  sobre sus propias funciones que le recomendó a las mafias y sicarios que  dirigen la policía que "le den pa'bajo" a los delincuentes  desarrapados, "cuando la prensa no los  esté grabando".
El D-9 reunió voces, latidos,  inteciones, sentimientos para darle "pa'bajo", pero a la delincuencia  política, de la que estamos jartos.


























 

