Leyendo la 
carta la pueblo dominicano despuès del golpe de 
estado.
Lo que dijo en la carta al pueblo dominicano, despuès del 
golpe de estado
:
Ni 
vivos, ni muertos, ni en el poder, ni en la calle se logrará de nosotros que 
cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los 
privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.-"  
Bosch era un gran defensor del pueblo y por 
consiguiente ferviente oponente del gobierno dictatorial de Rafael Leonidas 
Trujillo. Por tal razón tuvo que salir al exilio en 1937. Bosch retornó luego 
del ajusticiamiento del dictador en 1961 y fue electo Presidente de la República 
en Diciembre de 1962, al frente del Partido Revolucionario Dominicano, partido 
que él mismo fundó años atrás. 
Este fue depuesto por un golpe de estado apoyado por los 
Estados Unidos, a sólo siete meses de tomar el cargo, debido a sus reformas 
socialistas En 1965, oficiales militares se rebelaron en contra de la Junta para 
restaurar a Bosch, lo que provocó que el presidente estadounidense Lyndon 
Johnson enviara 20,000 tropas para apagar la revolución y así "evitar 
otra Cuba".Carta al pueblo dominicano después del Golpe de Estado 
de 1963 
Palabras de Juan Bosch Presidente de la República Dominicana 
Al Pueblo Dominicano:
"Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la 
calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y 
nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la 
tortura. Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo 
dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero 
también con justicia social. En siete meses de gobierno no hemos derramado una 
gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo 
del pueblo fuera a parar a manos de ladrones. Hemos permitido toda clase de 
libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe 
ser tolerante; pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni torturas ni 
huelgas ilegales ni robos porque la democracia respeta al ser humano y exige que 
se respete el orden público y demanda honestidad. Los hombres pueden caer, pero 
los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que 
caiga la dignidad democrática. La democracia es un bien del pueblo y a él le 
toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos, dispuestos a seguir la voluntad 
del pueblo".Juan Bosch Palacio Nacional, 26 de septiembre, 1963. 
Para Juan Bosch, la llegada a la presidencia de su país 
significó la posibilidad real de iniciar el proyecto liberal que se remontaba al 
ideal de los trinitarios de 1844, los restauradores de 1865, los nacionalistas 
de principio de siglo y de los antitrujillistas del exilio. 
Desde el poder, creyó que por fin su país podría 
encarrilarse por el camino de la democracia representativa y liberal. Pensó que 
era posible la revolución pacífica por medio de la educación que Hostos había 
predicado. Su esquema mental se desplomó cuando el 25 de septiembre de 1963 fue 
derrocado por un sector de las fuerzas armadas dominicanas, la oligarquía y la 
colaboración del Pentágono norteamericano. 
A raíz de lo anterior, García Cuevas describe la tercera 
etapa de la trayectoria de Bosch como una de desilusión y de búsqueda. Esta 
etapa comienza en 1963 y finaliza en 1966.La crisis en que había entrado el 
pensamiento de Bosch tras el golpe de 1963 se agudizaría en 1965 con la segunda 
intervención militar norteamericana en suelo dominicano en el presente siglo. 
El modelo político de la democracia representativa y 
liberal, que le había dado sentido a sus acciones desde 1939 hasta 1963, no 
había funcionado en su país. La invasión militar norteamericana de abril de 1965 
haría a Bosch dar un salto radical hacia el marxismo. 
Según García Cuevas, el camino recorrido por Bosch para 
llegar al marxismo siguió tres etapas:
Primero, cuestionó el 
sistema democrático representativo.
Segundo, estudió a fondo 
la política internacional norteamericana en América 
Latina.
Tercero, inició el estudio de los clásicos del 
marxismo y, simultáneamente, viajó por varios países socialistas de Europa y del 
continente asiático. 
A partir de 1967, se inicia la cuarta etapa en el 
pensamiento de Bosch. Abandona la defensa de la democracia representativa y se 
convierte en un crítico de este sistema político y en un proponente de cambios 
revolucionarios.Como parte de su nuevo proyecto, se propuso entender para sí y 
explicar a la militancia de su partido, desde la perspectiva del materialismo 
histórico, cómo funcionaba el capitalismo. A la misma vez, estudió el desarrollo 
histórico de la sociedad dominicana, empleando el instrumento conceptual de la 
lucha de clases. 
Sus primeros libros en esta línea ideológica fueron: 
El pentagonismo, sustituto del imperialismo (1967), Tesis de la 
dictadura con respaldo popular (1969), De Cristóbal Colón a Fidel Castro (1969), 
Breve historia de la oligarquía (1970), y Composición social dominicana (1970). 
En el año 1973, convencido de que el partido fundado por él y 
otros compatriotas no admitiría transformaciones, Bosch fundó junto con un 
reducido grupo de seguidores, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del 
cual fue su candidato presidencial hasta las elecciones de 1994. 
Su principal consigna fue la de liberar al país de 
cualquier tipo de opresión, teniendo como aspiración final completar la tarea 
iniciada por el liberalismo revolucionario desde mediados del siglo XIX. El 
hecho de que Bosch no fundara un partido exclusivamente obrero o no se afiliara 
al Partido Comunista se debió a que, desde su incursión en el marxismo, mantuvo 
cierta distancia y autonomía frente a la ortodoxia oficial. 
Bosch negó la existencia y conciencia de clase del 
proletariado dominicano, porque pensó que la pequeña burguesía era el componente 
principal de la sociedad dominicana y que, en alianza con los trabajadores y 
campesinos, era la clase que debía organizar y dirigir cualquier proceso 
revolucionario.El PLD, con los métodos de trabajo impulsados por Bosch, se 
desarrolló y creció de tal forma, que ya para 1990 era la principal fuerza 
política del país. Dos años antes, el Comité Central de esta organización había 
sometido un documento a la base del partido, donde afirmaba el «boschismo» como 
teoría política y oficial de la organización. La propuesta declaraba que la 
aportación de Bosch en el campo de la historia, la economía y la política, entre 
otras, había permitido que su análisis de la sociedad dominicana se constituyera 
en una guía para la lucha efectiva en pro del ideal de liberación nacional. 
Como habíamos apuntado al comienzo, García Cuevas monta 
su investigación sobre la política y la literatura en la personalidad de Juan 
Bosch, tomando la novela "La mañosa" como el centro de su 
trabajo. Entre sus opciones tenía la copiosa obra cuentística de Bosch, dos 
novelas y los ensayos. Los cuentos ya habían sido estudiados de forma 
considerable por la crítica y la obra ensayística aún no estaba concluida. Le 
restaban dos opciones: La mañosa y El oro y la paz (1964). El 
autor optó por la primera, por entender que en ella es donde mejor se conjugan 
la literatura y la política. La mañosa, según García Cuevas, es una novela más 
política que histórica, en la cual la historia es un pretexto para la revisión 
política. La necesidad de explicar por qué Juan Bosch escribió una novela sobre 
las luchas caudillistas en una época en que éstas eran consideradas como asuntos 
del pasado, es el resorte inmediato que conduce a García Cuevas a iniciar su 
investigación considerando las condiciones políticas y económicas que perfilan 
la República Dominicana de los años treinta.El autor establece que el ascenso de 
Trujillo al poder estuvo vinculado a varios factores, a saber:
1. La 
ocupación militar norteamericana de 1916 a 1924.
2. El ejército policiaco que 
creó el gobierno de ocupación.
3. El favoritismo horacista que promovió su 
ascenso al poder.
4. El acaudillamiento que consiguió en las filas del 
ejército.
5. Sus características personales.6. Su 
vinculación directa con el movimiento cívico que, planteando la necesidad de un 
«hombre nuevo», produjo el derrocamiento de Horacio Vásquez. Rafael L. 
Trujillo ingresó al cuerpo militar norteamericano en 1919, y ya para el 1928 era 
el militar más poderoso del país. El despilfarro y la corrupción administrativa 
del régimen de Vásquez, más sus deseos continuistas, abonaron el terreno para 
que éste aprovechara la coyuntura de 1930 y apoyara solapadamente la 
conspiración dirigida por Rafael Estrella Ureña, que eventualmente lo llevaría 
al poder. Con la renuncia del presidente Vásquez se produjo una crisis política 
y Estrella Ureña pasó a ocupar provisionalmente la presidencia hasta que se 
celebraran elecciones. 
Trujillo presidente y Estrella Ureña vicepresidente: ésta 
sería la consigna. La fórmula Trujillo-Estrella Ureña resultó ganadora y el 16 
de agosto de 1930 tomaron posesión de sus cargos, iniciando lo que 
maquiavélicamente llamarían la «Era gloriosa», «Era del progreso» y «Era 
de la paz», entre otros epítetos. 
El autor señala que el surgimiento de la dictadura de 
Trujillo está estrechamente vinculado a la caída de la bolsa de valores acaecida 
en 1929, ya que a raíz de ésta se produjo una drástica reducción en los ingresos 
por exportaciones. La baja de los ingresos fiscales, combinada con las presiones 
internacionales al país para que pagara su deuda externa, más la parálisis casi 
total del sistema agroexportador, exigía un esquema de poder que enfrentara la 
situación mediante una institución sólida y estable.
Lamentablemente, la única institución que cumplía con tales 
características era el ejército policiaco de Trujillo. Por su parte, los 
norteamericanos comprendieron que la protección de sus intereses globales de 
dominación requiría la instauración de un régimen despótico que tuviese mayores 
poderes para contrarrestar las tendencias caóticas de la economía. Para Bosch, 
la dictadura trujillista fue consecuencia directa del atraso histórico de la 
sociedad dominicana y de la inexistencia de una burguesía nacional que impulsara 
el capitalismo. De acuerdo con Bosch, Trujillo aprovechó la infraestructura que 
iniciaron los norteamericanos y se convirtió en el principal propulsor de la 
modernización capitalista en la república y, al igual que otros autores, 
relaciona su ascenso político a la gran crisis de 1929 y a las intenciones 
reeleccionistas de Horacio Vásquez. 
En cuanto a la acusación del historiador y sociólogo, 
Franklin Franco, en el sentido de que la novela La mañosa es apologética del 
régimen trujillista, García Cuevas refuta la misma señalando que esta acusación 
es el resultado de leer la novela como un artículo periodístico más de los que 
escribió su autor, olvidando que la novela es una producción simbólica con 
carácter estético y que exige otro tipo de lectura. García Cuevas asegura que su 
lectura crítica del texto demuestra, entre otros hallazgos, que la recreación 
del pasado caudillista desde el presente trujillista, tiene su génesis en una 
estructura nostálgica que genera a su vez otra estructura irónica y que ambas 
explican indirectamente el por qué del trujillismo. Si el juego de voces 
propicia, por momentos, identificar pasajes que permitan pensar que la novela es 
pro trujillista, también hay otros que apuntan que no . 
El autor concluye que, aunque Bosch no se propusiera 
escribir de forma consciente un texto irónico que pudiera interpretarse como un 
conflicto directo de él con la dictadura, por el peligro que esto representaba 
para sí y su familia, pudo reproducir una ironía hacia la dictadura de forma 
inconsciente, pero mediatizada por la nostalgia y la frustración de la clase 
social de la cual provenía: la mediana pequeña burguesía. Sobre la relación 
entre el proyecto trujillista y los intelectuales, el autor plantea que, dado 
que la idea y creación de una sociedad democrática al estilo liberal fue la 
mayor aspiración de los intelectuales liberales dominicanos desde mediados del 
siglo XIX, el mínimo acercamiento para explicar la relación de Trujillo con la 
intelectualidad de tendencia liberal que lo apoyó debe tomar en cuenta los 
intentos fallidos de ese objetivo hasta 1930. 
Trujillo logró seducir a muchos de estos intelectuales, 
porque al principio de la dictadura incorporó a su sistema discursivo parte de 
los preceptos que el liberalismo venía repitiendo desde mitad del siglo XIX. Fue 
de una concepción fatalista sobre el pasado y el futuro dominicanos que, 
intelectuales que incluso habían entrado en contacto con el pensamiento 
socialista, terminaron apoyando al régimen. En el año 1955, a los 25 años de la 
dictadura, Joaquín Balaguer, pilar orgánico del aparato ideológico del régimen, 
afirmaba que Dios y Trujillo, siendo Trujillo tocado desde el principio por una 
especie de predestinación divina, eran la explicación de la supervivencia del 
país y de la actual prosperidad de la vida dominicana. 
Las ideas de José Enrique Rodó y su obra Ariel (1900), 
tuvieron un gran impacto sobre la intelectualidad dominicana y la encaminaron al 
apoyo del trujillismo. En Ariel se hacía un llamado a la juventud 
hispanoamericana para hacer frente al utilitarismo norteamericano.Estas ideas 
encontraron en la República Dominicana las condiciones propicias para su 
fructificación debido a que, desde la caída de Ulises Heureaux en 1899, el 
pueblo dominicano se desangraba en una constante lucha política que por un lado, 
favorecía la ingerencia norteamericana, mientras por el otro, hundía a las 
nuevas generaciones en el más oscuro pesimismo. 
Años más tarde, Trujillo tendría la astucia para atraer a 
los jóvenes intelectuales e integrarlos a su gabinete. A la mayoría de éstos le 
tocaría la misión de encubrir, encontrándole a cada situación su correspondiente 
explicación para la historia. Y, como es natural al momento de elaborar lo que 
pudiera considerarse como la filosofía del régimen, ellos dieron nueva 
formulación a esas mismas teorías. Así, encontramos que el pensamiento de Rodó 
le sirvió a los jóvenes intelectuales para racionalizar y justificar los valores 
y virtudes del liberalismo, adjudicándoselos a la dictadura a la que servían. El 
arielismo se había transformado de ideología libresca en praxis política con la 
fundación del Partido Liberal Reformista, partido que presentó fuerte oposición 
a la intervención norteamericana de 1916, con Santiago Guzmán Espaillat a la 
cabeza. Los arielistas creyeron en la posibilidad de lograr una transformación 
política, económica y social por medio de la educación.
Ante las circunstancias políticas y la urgencia cotidiana 
bajo el régimen de Trujillo, tuvieron que rendirse y sus valores e ideales 
fueron supeditados al utilitarismo del trujillismo. Cuando la realidad empírica 
se impuso, ya era demasiado tarde para volver atrás. Quedaron atrapados y no les 
quedó otro camino que colaborar, puesto que era cuestión de vida o muerte el 
volver atrás. 
Así quedaba consumada la idea de Rodó de que son las 
inteligencias superiores las que deben dirigir la sociedad. Sobre el rol de 
Bosch dentro de esta coyuntura política, García Cuevas sostiene que, 
independientemente de los artículos que escribiera Bosch a favor de Trujillo, 
éste no simpatizaba ni política ni ideológicamente con la dictadura y aunque no 
ofreció resistencia inmediata al régimen, su rápida incorporación a la lucha 
antitrujillista, ya en el exilio, era indicio de que su visión de mundo había 
superado las limitaciones de la conciencia real de los intelectuales arielistas. 
Esto, entre otros factores, porque su pensamiento estaba influido por una 
ten-dencia del liberalismo revolu-cionario que no era excluyente de los sectores 
populares. No debemos olvidar además, el artículo que Bosch había publicado en 
1929, en el que advertía sobre el peligro de una nueva dictadura. Notable es 
también el hecho de que en enero de 1934, Juan Bosch fue apresado y encarcelado 
bajo la sospecha de conspiración contra el régimen mediante la colocación de una 
bomba. Bosch relata que, mientras se encontraba visitando a su novia, a fines de 
noviembre de 1933, escuchó una fuerte explosión. Dos o tres días después, se 
enteró de que ese estruendo había sido producido por una bomba que lanzaron al 
cementerio de la capital. El día 3 de enero de 1934, Bosch fue apresado en la 
casa de sus padres por la policía trujillista y llevado a la cárcel de la 
fortaleza Ozama. Después de permanecer preso durante dos semanas en el lugar, 
fue trasladado a Nigua, una de las peores cárceles del régimen trujillista, 
donde contrajo la enfermedad del paludismo y finalmente, por mediación del 
escritor César Herrera, fue dejado en libertad. 
El argumento que Herrera dio a Trujillo para que lo 
dejaran en libertad fue que Bosch podía morir en la cárcel y dado que éste era 
un escritor conocido en el país y en el extranjero, su muerte perjudicaría al 
gobierno. Se infiere del incidente anterior que, ya en 1933, se desconfiaba de 
Bosch y se le veía con potencialidad para convertirse en antitrujillista, lo que 
lo colocaba evidentemente entre los escritores que no eran vistos con simpatías 
por el régimen. Tras el exilio de Bosch en 1938, el tirano ordenaría que el 
nombre del escritor y sus obras quedaran terminantemente prohibidos en el país. 
El estudio de García Cuevas demuestra, como balance final, que La mañosa, a 
pesar de haber sido leída desde diversos ángulos, no fue considerada seriamente 
como obra importante para entender y explicar la temprana vinculación de su 
autor con el liberalismo revolucionario dominicano que no era excluyente de los 
sectores populares ni como novela de crisis histórica de la pequeña burguesía 
nacionalista y liberal de los años treinta en la República Dominicana. La mañosa 
aparece entonces, como un texto fundamental para entender la rápida 
incorporación de Bosch al lado del pensamiento y la praxis política dominicana 
que aspiraba a la modernización y a la democracia liberal. 
En conclusión, la obra de Eugenio de J. García Cuevas 
constituye un aporte fundamental al entendimiento de una personalidad ejemplar 
de nuestra América en el siglo XX, en la que la literatura y la política 
constituyen una unidad complementaria. La lectura del texto es altamente 
recomendable, puesto que le brinda al lector de manera muy clara, pero sin 
perder ni un ápice de una rigurosidad fundamentada en rica evidencia documental, 
una amplia y precisa visión de la historia política dominicana desde mediados 
del siglo pasado hasta el presente.-
(Fuente: Eugenio J. Garcia Cuevas)