lunes, 20 de agosto de 2012

ENTRE DANILO Y LEONEL EL QUE GANA ES EL QUE GOZA.......

17 de Agosto del 2012
Crónica de color
 
Leonel salió por la puerta trasera del Congreso entre muestras escasas de fidelidad, mientras Danilo salió pisando la alfombra roja, seguido de un séquito de pedigüeños políticos reincidentes
 
Con más de cuarenta años de vida política activa, el licenciado Danilo Medina Sánchez se coronó este jueves 16 de agosto como la personalidad más importante de la vida nacional, al recibir la banda presidencial que perteneció, los últimos ocho años, a su antiguo aliado político, y –más recientemente- contendor: Leonel Fernández Reyna.
El que gana es el que goza, y eso quedó evidenciado este jueves. Aunque el ex presidente de igual manera ganó, a través de su partido y de una difusa garantía de quietud judicial y política.
Danilo Medina llegó puntual, a las 10:00 de la mañana, a la Asamblea Nacional, acompañado de su esposa, Cándida Montilla, y sus tres hermosas hijas, y tras algunos saludos, penetró al Congreso para entrar al citado salón, en donde ya habían hecho acto de presencia casi todos los convocados, excepto Jaime David Fernández Mirabal y Franklin Almeyda Rancier -dos de los contendores derrotados en las primarias del PLD-. Leonel Fernández llegó unos veinte minutos después, y recibió los honores militares como Presidente.

A su lado su esposa, Margarita Cedeño, quien este jueves dejó de ser Primera Dama para convertirse en Vicepresidenta de la República. Junto a ellos también el vicepresidente y su esposa; César Pina Toribio, otro que debía estar feliz, pues sería nombrado como consultor jurídico una hora más tarde; el ministro Administrativo de la presidencia y el jefe de las Fuerzas Armadas, quienes hasta el momento no han recibido premio de consolación.

La Asamblea Nacional, para el traspaso de mando, inició como siempre, a media mañana, mientras que todavía algunos inconvenientes de logística con los representantes de los medios se suscitaban fuera del edificio del Congreso. Sin embargo, tras las diligencias y las disculpas de Rafael Ovalle, el grupo pudo entrar y con ello evitar el implacable sol del verano en la explanada del Congreso.
El tiempo fue suficiente para escuchar la mitad restante del discurso del Pared Pérez, especialmente aquella parte en la que se le endilga a un muerto la felicidad de que gozan los vivos:
“…Profesor Juan Bosch, debes sentirte muy regocijado y henchido de orgullo; observando extasiado la maravillosa cosecha de tu siembra; emocionado hasta la sinrazón, ahí donde descansas, en el Salón de los Inmortales, y ver cómo dos de tus más aventajados y excepcionales discípulos, Leonel Fernández y Danilo Medina, se intercambiarán en breves instantes, la banda presidencial de tu amada y querida patria…”.

Sin embargo, no era un intercambio, sino que el primero cedía al segundo la banda presidencial, pero este jueves ningún peledeísta se atrevió a herir la sensibilidad del monarca. Fue una “transición” sin muchos “bombos y platillos”, de hecho, con alusiones a diferencias de tamaño entre la silla que ocupó Danilo Medina este jueves y la que usó el ahora ex presidente el 16 de agosto de 2008.
El discurso de Danilo Medina, de unas 27 páginas, estuvo repleto de referencias al corazón, al amor, al paternalismo, a la rectitud, a la justicia; pretendió dividir al país entre buenos y malos, como una vez lo hizo su partido cuando dividió a los políticos entre corruptos y honrados, y, por supuesto, los peledeístas –en ese momento- eran los honrados.

“Yo, que siempre he sido un jefe de familia amantísimo, pero exigente, seré un jefe de Estado firme, austero, pero amoroso. Amoroso con los buenos, los honestos y los humildes. Implacable con los deshonestos, los oportunistas y los soberbios”, dijo Medina, el padre, el juez, el Kalimán de las dominicanas y los dominicanos.

El nuevo Presidente, muy habilidoso, no obvió reconocer el liderazgo de su antecesor, un estratega político que ya se lanzó al ruedo de cara al 2016. También hizo referencia a Juan Bosch, aparentemente los únicos líderes políticos dominicanos.
Las promesas fueron vastas, sectoriales, iban de arriba abajo y de un lado para al otro, tocando sensibilidades; aunque algunos temas y sectores quedaron fuera del discurso, como es la crisis económica que afecta al país –de causas externas e internas-, es como si el Presidente Medina se hubiese sentado sobre una caja fuerte a ofrecer lo que ocho años atrás el cajón contenía, como si no hubiese sido saqueado.

Y al fin se produjo ese momento, y al fin terminó una prolongada etapa de transición gubernamental llena de sobresaltos y chismes políticos: Leonel entregó la banda tricolor o “ñoña” y abrazó a su correligionario más aguerrido y luego a su hasta ese momento Primera Dama. Éste último gesto arrancó una ovación en el salón destinado para los medios; el morbo mueve a las masas. ¿Habrá sido real o fingido el abrazo? Se preguntaban algunos, pero –en definitiva- gustó.
Los saludos finales no fueron excesivos. El vehículo del ex presidente Fernández -un Lincoln Town Car negro- lo esperaba detrás, la escolta hacía su trabajo para que la prensa no se le acercara ni pusiera en riesgo su seguridad. También empleados de Palacio hacían las veces de seguridad, de personal de protocolo. Así es el Estado dominicano, lleno de duplicidades.

Al fin salió Leonel Fernández y abordó raudo el vehículo que lo esperaba. Un hombre vestido de blanco, y que -al parecer- conoce sus estados de ánimo, dijo: “Va molesto”. Detrás del ex presidente había salido corriendo el Jay Payano, tal vez quería salir en las últimas fotos del ex presidente. También iba detrás Luisín Mejía y Chío Jiménez, todos, con rostro compungido, le hicieron entender al presidente –mediante gestos y señales- que estaban con él. Se pusieron la mano en el corazón, y se oyó decir a Chío: “Presidente, estoy con usted”.

El hijo del ex presidente, Omar Fernández, había abordado el mismo vehículo que su padre, por lo que arrancó. Atrás, una Land Rover Discovery 4, con algunas ocho personas a bordo. Se distinguían delante Félix Bautista y otro funcionario en el asiento del lado del chofer, detrás unos cinco o seis funcionarios, reminiscencia de tiempos malos, pero lo seguro es que iban detrás para consolar el ego del Monarca.

Por la puerta delantera y principal del Congreso salió, más tarde, Danilo Medina, feliz, sonriente, triunfante, seguido por un séquito de hombres vestidos de blanco: los nuevos "pica-pica" de la política.
No sorprendió el exceso de vehículos de lujo en que se marchaban los congresistas, dignatarios, diplomáticos y funcionarios asistentes. Sólo cambia la marca, el modelo y el color, todos son de lujo y de alto cilindraje, en una economía en crisis y con una factura petrolera que para este año se estima en unos 4,700 millones de dólares.

Ya al final quedaban los remanentes de los invitados y una veintena de "pica-pica" de a pie que hacían su agosto con los políticos. Como colofón de la obra, salía del salón de la Asamblea Nacional el presidente de Haití, Michel Martelly, entre pasos y brincos, y “resguardado” por su seguridad, y unos pocos "pica-pica" de su propia nacionalidad que entre peticiones le decían, entre otras cosas, que baila muy bien.

“Presidente Martelly ¿hasta cuándo se mantendrá la prohibición de las exportaciones de salami desde República Dominicana a Haití?” Fue la pregunta de la periodista. A lo que el sonriente y vivaracho presidente respondió: “No sé traducir salami”.

 Por: Patricia Báez Martínez

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