lunes, 28 de febrero de 2011

FRAGMENTO DEL DISCURSO DE LEONEL FERNANDEZ, RENDICIÓN DE CUENTAS ASAMBLEA NACIONAL 2010....


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"En varios de los escándalos de gran trascendencia que se han presentado en los últimos tiempos, se capta la presencia de altos oficiales de distintas instituciones de nuestros cuerpos armados.
Eso ha provocado una justificada desconfianza por parte de la población, al sentirse, no sólo desprotegida, sino amenazada, como consecuencia de producirse una inversión del rol que deben asumir los órganos responsables del mantenimiento de la seguridad pública.
Naturalmente, no se trata de la institucionalidad en sí misma de nuestros hombres de uniforme. Se trata de individuos o casos aislados, quienes con su mala conducta tienden a desprestigiar el buen nombre de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Hay que profundizar, pues, el proceso de depuración de los miembros de esas distintas instituciones. De hecho, miles de integrantes de la DNCD, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, han sido separados ya de las filas y puestos en retiro en los últimos años como parte de este proceso de profilaxis.
Ahora, sin embargo, hay que proceder con nuevos mecanismos de investigación y de depuración. Hay que fortalecer los controles internos de nuestras instituciones. Hay que ser muy selectivos en la escogencia del personal que labora en las áreas de narcóticos, homicidio, inteligencia, lavado de activos y otras áreas sensibles, vinculadas a la investigación del crimen.
Hay que instituir mecanismos de transparencia y rendición de cuentas en nuestros cuerpos castrenses. Hay que establecer la obligatoriedad de la declaración de bienes de oficiales y alistados, que permita precisar la cuantía y la procedencia de los recursos obtenidos.
Sabemos que tenemos problemas de bajos salarios en nuestras instituciones armadas, y que eso constituye una fuente de tentación y de penetración por parte del crimen organizado, razón por la cual tendremos que crear mecanismos de compensación y de incentivos.
Para evitar efectos de contagio, en el futuro, se procederá a reclutar a los miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas de manera directa, y no extrayéndolos de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional.

Hay que continuar entrenando y equipando a nuestros agentes del orden y la seguridad.

Hay que establecer requisitos para ascensos en todos los grados, donde se incluyan cursos en los distintos niveles, hasta el de Oficial General o Almirante; Coronel o Capitán de Navío, evaluaciones por juntas de ascensos y límite máximo en la permanencia de los grados.

Hay que limitar la cantidad máxima de plazas de Generales por cada institución y fijar los retiros automáticos luego de pasar por las principales funciones de mando.

Hay que continuar integrando nuevas herramientas de trabajo y nuevas tecnologías, para ser más eficaces en el combate al crimen.

En tan sólo dos meses de estar en el país, los dos aviones Súper Tucano, de una flota de ocho que tendremos próximamente, ya han hecho disminuir, de manera notable, los vuelos ilegales en el espacio aéreo dominicano.

Durante el transcurso de esta legislatura, estaré sometiendo ante estas mismas cámaras un anteproyecto de Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, otro de la Policía Nacional y otro de Organización y Funcionamiento del Sistema de los Servicios de Inteligencia en el país.

Al fortalecer nuestras instituciones orientadas a la prevención, la disuasión y la persecución del crimen, así como las áreas de justicia, prisión y rehabilitación, estaremos creando las condiciones internas para revertir la ola de criminalidad, de desconfianza y de incertidumbre que se apodera de nuestra población, como consecuencia de la expansión del tráfico ilícito de drogas.

No podemos negar que el tráfico ilícito de drogas constituye uno de los más grandes retos con que se enfrenta la República Dominicana en esta primera década del Siglo XXI. Pero estoy seguro que con voluntad política, cooperación internacional, profesionalización, equipamiento, un plan estratégico adecuado y una integración de todos los sectores de la vida nacional, lograremos aniquilarlo, fulminarlo y extinguirlo, como bien merece y reclama la familia dominicana.

En la República Dominicana, nadie va a desafiar la justicia.

Nadie va a burlarse de la ley.

Nadie va a retar al Estado democrático.

Podríamos tardar más o menos tiempo. Pero sólo habrá un final: detener a los criminales, llevarlos ante la justicia y hacer que cumplan su condena.

Honorables Senadores y Diputados:
Los dos últimos años, 2008 y 2009, como he dicho, han sido particularmente intensos, complicados y difíciles.
Pero esto se ha debido, esencialmente, a cambios radicales y profundas transformaciones que están teniendo lugar en el ámbito global.
Además de la crisis financiera, el mundo se encuentra afectado en estos momentos por una crisis medioambiental, una crisis energética, una crisis alimentaria y una crisis de seguridad pública.
Por todo ello, algunos hablan hasta de una crisis de civilización.
Sea como fuere, lo cierto es que mientras nos encontremos en medio de esas diversas crisis de carácter global, habrá mucha volatilidad, cambios bruscos, alteraciones e incertidumbre.
No obstante, esa misma situación está creando las condiciones para la construcción de nuevo futuro que implicará una revolución en cada una de las áreas abordadas.

Desde ya, estamos asistiendo a nuevas formas de generación de energía, nuevos sistemas de transporte, nuevas maneras de protección del medio ambiente y de los ecosistemas, nuevas medidas de regulación de los mercados para prevenir crisis financieras, nuevas técnicas de producción de alimentos y nuevos mecanismos de cooperación internacional para contener los estragos del crimen transnacional organizado.
En fin, de las cenizas de una civilización en crisis están emergiendo los cimientos de una futura manera de convivencia humana, fundamentada en el desarrollo sostenible, la preservación del planeta, la paz y la seguridad de los pueblos y la garantía de la seguridad alimentaria.

Eso fue lo que el gran pensador austríaco, Joseph Schumpeter, quiso dejar dicho cuando se refirió a que la humanidad siempre se encuentra en un proceso de destrucción creativa. Tal vez, también, fue lo que quiso dejar expresado ese gran maestro francés de las ciencias químicas, Antoine Lavoisier, cuando afirmó que en la naturaleza nada se crea ni se destruye, sólo se transforma.

El gran reto que tenemos por delante los dominicanos es el de estar debidamente preparados cuando esos cambios se produzcan. Si logramos contar con los recursos humanos adecuados, un proyecto de país y una clara visión estratégica, estas calamidades del momento podrán convertirse en las grandes oportunidades del mañana.

Esa es nuestra convicción. Por eso trabajamos en el día a día, a sabiendas que con ese trabajo cotidiano estamos abonando el terreno de la gran transformación económica, social, política, cultural y ambiental que tanto anhela el pueblo dominicano.
Pero aún en medio de las turbulencias e incomodidades de estos momentos históricos de transición, en la República Dominicana, de una manera mágica y singular, siempre encontramos la oportunidad para reafirmar nuestra identidad, nuestra autoestima, nuestra cultura y nuestros valores.

Eso fue, por ejemplo, lo que aconteció con nuestra participación en el concurso internacional de Latin American Idol.

Durante varias semanas se fue creando una gran expectación, la cual fue incrementándose tras el paso de los días. En los periódicos, en la radio, en la televisión, en Internet y en las conversaciones de la gente de lo único que se hablaba era de una joven, hasta entonces desconocida, que había logrado cautivar el interés y el corazón de todo el pueblo dominicano.
Esa joven es Martha Heredia, símbolo de lo mejor de nuestra juventud y orgullo de nuestra nación. Ella también se encuentra entre nosotros. Para ella pido un fuerte aplauso.

Pero también fue el año en que por vez primera, después de 18 años, los Leones del Escogido ganaron el Torneo Nacional de Béisbol.

No conforme con esto, participaron en la Serie del Caribe, en la Isla Margarita, Venezuela, y se coronaron campeones. Fue tal incluso su hazaña que hasta el Presidente Hugo Chávez exclamó: “Los dominicanos se robaron hasta el home.”

Así es este pueblo. Un pueblo alegre, optimista, entusiasta; y esa es la condición que nos da ánimo y nos impulsa siempre a enfrentar con éxito los graves problemas, las grandes dificultades y los inmensos desafíos que suelen obstruir el avance de los pueblos hacia la conquista de sus objetivos nacionales.

En este nuevo aniversario de la Independencia de la República, apelamos siempre a la protección del Todopoderoso para que guíe nuestros caminos, así como al ejemplo imperecedero de los Padres Fundadores de la Patria, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, para que sirva de referencia a la consecución de los irrenunciables valores de la democracia, la libertad, la justicia, el progreso, la modernización y el bienestar.

¡Que viva la República Dominicana!
¡E´pa´lante que vamos!
¡Muchas gracias!"
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Imágen: Fuente externa

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