Rui Ferreira Puerto Príncipe
Actualizado martes 02/02/2010 18:05 horas
Con las universidades borradas del mapa por el terremoto del 12 de enero, los estudiantes haitianos no saben cómo enfrentar el futuro.
De las tres que existían en la capital haitiana, ninguna ha sobrevivido. Incluso en la universidad Internacional, un número indeterminado de estudiantes yacen todavía bajo los escombros, ya que el seísmo los sorprendió en horario de clases.
"Yo no puedo decir que soy estudiante porque no estudio nada. Mi universidad se cayó, no existe", dijo Charles Jacquy, que se encontraba en el primer año de licenciatura en turismo.
Su sueño es trabajar en uno de los hoteles del país o en la marina de los cruceros, en la costa norte haitiana.
Lo mismo le sucede a Rebecca Sévére, estudiante de Lingüística Aplicada de la Universidad del Estado de Haití, cuya facultad se vino abajo.
"Mi curso es uno de los primeros que se han creado, estábamos formando una generación de lingüistas, pero ahora hasta el decano se ha muerto", explica Sévére.
Ambos tienen conciencia de algo muy concreto: en las prioridades de reconstrucción del país no se encuentran las universidades. "Seria pedir mucho, yo lo sé", agrega la joven haitiana.
Por ello, miran hacia el futuro con una enorme incertidumbre porque, además, saben que pertenecen a una élite que se estaba formando en los últimos años, tras el retorno al poder del presidente René Préval.
"Yo me siento ahora como alguien que ve su futuro desapareciendo sin tener cualquier posibilidad de evitarlo", añadió Jacquy.
Lo único que él busca es esperanza, enfatiza. "Sin esperanza no hay vida, no hay futuro y mi única esperanza ahora es vivir en un país que se reducido a polvo", afirmó el joven a ELMUNDO.es, quien trabajaba de día en el hotel Coconut Villa y estudiaba de noche.
En la capital haitiana hay, en estos momentos, miles de organizaciones no gubernamentales que se dedican a todo tipo de ayuda. Hay una, incluso, que mira la protección a los animales. Pero ninguna ha abordado el problema del futuro educacional, que era una fuerte apuesta de Préval, desde el inicio de su segundo mandato.
Los jóvenes, están tratando de movilizar a los demás estudiantes, para ver si logran obtener becas de estudios en países como la vecina República Dominicana, que recibe anualmente algunos centenares de ellos.
Pero también miran a Estados Unidos o a Francia, y están haciendo un llamado a que las universidades estadounidenses los ayuden a seguir sus estudios.
"A lo mejor nos pueden mandar profesores que nos enseñen en tiendas de campaña. Que nos ayuden. Si no nos ayudan nunca vamos salir de esta vida", añadió Jacquy.
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