Barack Obama cumplió ayer una histórica y corta visita a Puerto Rico, la primera de un mandatario de Estados Unidos a este Estado Asociado desde 1961. Elogió a los boricuas y recaudó cerca de un millón de dólares para su campaña de reelección.
SAN JUAN. AFP. Barack Obama cumplió ayer una histórica y corta visita a Puerto Rico, la primera de un mandatario de Estados Unidos a este estado asociado desde 1961, donde dijo que los puertorriqueños tienen el futuro en sus manos y recaudó cerca de un millón de dólares para su campaña de reelección.
"Cuando el pueblo de Puerto Rico tome una decisión clara, mi gobierno estará a su lado", declaró Obama al llegar al aeropuerto Muñiz, provocando aplausos de la multitud.
Obama recordó así que Puerto Rico tiene la posibilidad de celebrar una serie de plebiscitos para definir si quiere seguir asociado a la metrópoli, como desde 1952, ser anexionado o lograr la independencia.
Su visita, de apenas cuatro horas, fue la primera de un presidente EU desde el recordado viaje de John F. Kennedy en 1961. "En aquella época tenía unos cuatro años, por lo que mi memoria de su visita es un poco difusa. Pero recuerdo, cuando vine aquí en campaña, que prometí que regresaría como presidente de EU. Y aunque mi cabello esté un poco más gris que durante mi primera visita, estoy feliz de ser capaz de mantener aquella promesa al pueblo de Puerto Rico", dijo Obama. Aunque los puertorriqueños en la isla no pueden votar en las presidenciales, sí lo pueden hacer aquellos que tengan residencia en un estado continental.
Se estima que 4.8 millones de puertorriqueños viven en Estados Unidos continental. El mandatario estadounidense sorprendió al visitar una popular panadería y repostería para comerse un emparedado denominado "media noche" y conversar con el líder opositor Alejandro García Padilla, presidente del Partido Popular Democrático (PPD), defensor del Estado Libre Asociado (ELA). En medio del asombro de los comensales, Obama pagó la cuenta de poco más de 40 dólares, y dejó una propina de unos 30 USD. Obama se entrevistó luego con el gobernador puertorriqueño, Luis Fortuño, en la histórica mansión de La Fortaleza de la capital, San Juan. Obama se reunió con empresarios y políticos que pagaron entre 10,000 y 35,800 dólares para saludarlo y tomarse una foto junto a él en un ambiente frugal en el que se consumió jamón, queso, vino tinto y blanco, según los organizadores del encuentro. Con esa actividad, recaudó cerca de un millón de dólares.
Manifestaciones en pro y contra
La visita de Obama dio lugar a varias manifestaciones tanto de parte de los independentistas como de los anexionistas. Las autoridades locales establecieron un importante dispositivo de seguridad que se extendió en todo el recorrido entre el aeropuerto y La Fortaleza. En el Viejo San Juan hubo marchas para reclamar la independencia de Puerto Rico y a favor de la liberación de presos boricuas en cárceles de Estados Unidos. Los manifestantes que apoyan la independencia de la isla cedida por España a Estados Unidos tras la guerra en 1898, portaron pancartas en las que se leía "Yankee go home". Por su parte, los anexionistas celebraron un acto frente a la Asamblea Legislativa para realizar una "exaltación de la bandera" estadounidense. La Casa Blanca ha querido mostrar que la visita se enmarca en los esfuerzos del gobierno por mejorar la situación económica en la isla, donde el desempleo supera el 16%, muy por encima de la media estadounidense de 9,1%. En ese marco, Obama afirmó que las preocupaciones de los puertorriqueños son las mismas que las de los norteamericanos del continente: "¿Cómo garantizo que mis hijos tengan el tipo de educación que necesitan? ¿Cómo puede ahorrar un poco de dinero para jubilarme? ¿Cómo puedo llenar mi tanque de combustible? ¿Cómo puedo pagar las cuentas?, dijo. A finales de 2009 Obama dio un nuevo impulso a un grupo de trabajo presidencial para Puerto Rico, creado por Bill Clinton en 2000.
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