SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- A todas luces el Gobierno, a través del Ministerio Público y de sus cuerpos de “investigación”, apuesta a diluir en el interés de la opinión pública los casos de los narcotraficantes José Figueroa Agosto y Arturo del Tiempo Márquez, los más sonados por el presunto involucramiento de altos funcionarios con las actividades de ambos y, por ende, con la impunidad que los avaló.
Salvo el bulo puesto a circular en Semana Santa sobre el apresamiento de Figueroa Agosto y Sobeida Félix Morel en Puerto Rico, nada han vuelto a decir las autoridades. Si están en la vecina isla, su persecución y apresamiento dejan de ser responsabilidad de la Justicia y los órganos represivos dominicanos, pasando a ser reto de las autoridades puertorriqueñas. La Procuraduría, la Fiscalía del Distrito, la Policía y la Dirección Nacional de Control de Drogas, suspiran profundamente y con placer inocultable se lavan las manos en las nunca cristalinas aguas del rumor.
Parejamente, y sin que tampoco haya consecuencias, hombres con supuestos puestos clave en la red del prófugo puertorriqueño, han caído asesinados a plena luz del día. La “diligencia policial”, el fervor de cruzado contra el narcotráfico del jefe de la Policía Rafael Guillermo Guzmán Fermín, ha sido puro papel mojado en los asesinatos de José González González, Omar Antigua Polanco y Alfredo Rodríguez, y más recientemente en el de Gabriel Arias Castillo (Alex el pelotero), cometido por “encargo” en el patio de la cárcel de La Victoria. Cuatro muertes y cuatro silencios tan pesadas como ellas.
En el caso de Arturo del Tiempo las autoridades transitan el mismo camino de los aspavientos esporádicos y sin sentido, que nada esclarecen porque la voluntad es el ocultamiento que salve las responsabilidades de quienes, desde el poder civil y militar, han prohijado las actividades del crimen organizado.
Un apresamiento con bemoles
El pasado 30 de marzo, el fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, anunciaba la detención de Juan Antonio Hidalgo de Moya, administrador de la empresa Starmarble, S.A., por supuestamente haber realizado el embarque de los 1,200 kilos de cocaína confiscados en el puerto español de Valencia, y cuyo decomiso condujo hasta Arturo del Tiempo.
"Durante un allanamiento practicado hoy en la oficina de la empresa Startmable por la fiscalía del Distrito Nacional, fueron ocupados documentos que evidencian los vínculos de dicha empresa con la firma Prado Universal, dueña de los 1.200 kilos de cocaína ocupados a Del Tiempo Márquez en España", dijo la Fiscalía en un comunicado público que agregaba a continuación que “en las próximas horas” se decidirían las medidas de coerción que el Ministerio Público pediría para Hidalgo de Moya.
La fecha del apresamiento coincide con la de una publicación –reproducida por 7dias.com.do el pasado martes 6— en la que el periódico español El Confidencial ofrece datos del embarque de la cocaína en la República Dominicana confiscada a Del Tiempo. Habrían sido estos documentos los mismos que la Fiscalía “ocupó” durante el allanamiento a la empresa regenteada por De Moya Hidalgo. 7dias.com.do los reproduce en formato jpg para que puedan ser conocidos por sus lectores. (Pueden ser ampliados haciendo clic sobre ellos).
Si estos documentos fueron alterados o falseados con la intención de involucrar a terceros inocentes, es algo que está en el deber de aclarar la Fiscalía del Distrito Nacional, dado que fue su titular quien les atribuyó evidenciar “los vínculos de dicha empresa (Starmarble) con la firma Prado Universal…”.
Desconcierta que de esta certeza de complicidad, y en menos de 24 horas, la Fiscalía pasara al convencimiento opuesto y dejara en libertad a De Moya Hidalgo porque contra él “no se encontraron suficientes elementos que lo comprometan con el tráfico de droga y, por ende, no habrían indicios como para solicitar la medida de coerción”.
En el sainete hay dos actores en escena: el fiscal Moscoso Segarra, que ofrece las primeras y asertivas declaraciones sobre la corresponsabilidad de De Moya Hidalgo en el contrabando de la cocaína, y el fiscal adjunto Fabián Melo, quien pone en libertad al detenido por no existir pruebas suficientes que lo incriminen. Como no se ha hablado más del caso, queda la duda sobre las razones de este inopinado, brusco e inexplicado viraje.
Desde entonces, y cada vez con mayor desparpajo, la Fiscalía del Distrito Nacional y su titular le dan “tiempo a Del Tiempo”. No hay ya, ni siquiera, interés en guardar las formas. Y es que ese tiempo no le pertenece únicamente al narcoempresario apresado en España;, es también el tiempo de sus cómplices en el país. Es el de todos aquellos que le prestaron amplísima y útil colaboración: desde el carné de asimilado a la Policía hasta el financiamiento de la Torre Atiemar, monumental lavadora de activos ilícitos.
7dias.com.do
Salvo el bulo puesto a circular en Semana Santa sobre el apresamiento de Figueroa Agosto y Sobeida Félix Morel en Puerto Rico, nada han vuelto a decir las autoridades. Si están en la vecina isla, su persecución y apresamiento dejan de ser responsabilidad de la Justicia y los órganos represivos dominicanos, pasando a ser reto de las autoridades puertorriqueñas. La Procuraduría, la Fiscalía del Distrito, la Policía y la Dirección Nacional de Control de Drogas, suspiran profundamente y con placer inocultable se lavan las manos en las nunca cristalinas aguas del rumor.
Parejamente, y sin que tampoco haya consecuencias, hombres con supuestos puestos clave en la red del prófugo puertorriqueño, han caído asesinados a plena luz del día. La “diligencia policial”, el fervor de cruzado contra el narcotráfico del jefe de la Policía Rafael Guillermo Guzmán Fermín, ha sido puro papel mojado en los asesinatos de José González González, Omar Antigua Polanco y Alfredo Rodríguez, y más recientemente en el de Gabriel Arias Castillo (Alex el pelotero), cometido por “encargo” en el patio de la cárcel de La Victoria. Cuatro muertes y cuatro silencios tan pesadas como ellas.
En el caso de Arturo del Tiempo las autoridades transitan el mismo camino de los aspavientos esporádicos y sin sentido, que nada esclarecen porque la voluntad es el ocultamiento que salve las responsabilidades de quienes, desde el poder civil y militar, han prohijado las actividades del crimen organizado.
Un apresamiento con bemoles
El pasado 30 de marzo, el fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, anunciaba la detención de Juan Antonio Hidalgo de Moya, administrador de la empresa Starmarble, S.A., por supuestamente haber realizado el embarque de los 1,200 kilos de cocaína confiscados en el puerto español de Valencia, y cuyo decomiso condujo hasta Arturo del Tiempo.
"Durante un allanamiento practicado hoy en la oficina de la empresa Startmable por la fiscalía del Distrito Nacional, fueron ocupados documentos que evidencian los vínculos de dicha empresa con la firma Prado Universal, dueña de los 1.200 kilos de cocaína ocupados a Del Tiempo Márquez en España", dijo la Fiscalía en un comunicado público que agregaba a continuación que “en las próximas horas” se decidirían las medidas de coerción que el Ministerio Público pediría para Hidalgo de Moya.
La fecha del apresamiento coincide con la de una publicación –reproducida por 7dias.com.do el pasado martes 6— en la que el periódico español El Confidencial ofrece datos del embarque de la cocaína en la República Dominicana confiscada a Del Tiempo. Habrían sido estos documentos los mismos que la Fiscalía “ocupó” durante el allanamiento a la empresa regenteada por De Moya Hidalgo. 7dias.com.do los reproduce en formato jpg para que puedan ser conocidos por sus lectores. (Pueden ser ampliados haciendo clic sobre ellos).
Si estos documentos fueron alterados o falseados con la intención de involucrar a terceros inocentes, es algo que está en el deber de aclarar la Fiscalía del Distrito Nacional, dado que fue su titular quien les atribuyó evidenciar “los vínculos de dicha empresa (Starmarble) con la firma Prado Universal…”.
Desconcierta que de esta certeza de complicidad, y en menos de 24 horas, la Fiscalía pasara al convencimiento opuesto y dejara en libertad a De Moya Hidalgo porque contra él “no se encontraron suficientes elementos que lo comprometan con el tráfico de droga y, por ende, no habrían indicios como para solicitar la medida de coerción”.
En el sainete hay dos actores en escena: el fiscal Moscoso Segarra, que ofrece las primeras y asertivas declaraciones sobre la corresponsabilidad de De Moya Hidalgo en el contrabando de la cocaína, y el fiscal adjunto Fabián Melo, quien pone en libertad al detenido por no existir pruebas suficientes que lo incriminen. Como no se ha hablado más del caso, queda la duda sobre las razones de este inopinado, brusco e inexplicado viraje.
Desde entonces, y cada vez con mayor desparpajo, la Fiscalía del Distrito Nacional y su titular le dan “tiempo a Del Tiempo”. No hay ya, ni siquiera, interés en guardar las formas. Y es que ese tiempo no le pertenece únicamente al narcoempresario apresado en España;, es también el tiempo de sus cómplices en el país. Es el de todos aquellos que le prestaron amplísima y útil colaboración: desde el carné de asimilado a la Policía hasta el financiamiento de la Torre Atiemar, monumental lavadora de activos ilícitos.
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