Los presidentes Leonel Fernández, de República Dominicana, y Hugo Chávez, de Venezuela, en foto de archivo (EFE
SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- Hace apenas 14 días, exactamente el 5 de abril, el ministro de Hacienda anunció, orondo, que el presidente Leonel Fernández viajaría para estas fechas a Venezuela para firmar, ¡por fin!, el contrato de venta del 49 por ciento de las acciones de la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa) a Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA).
En la ocasión, Vicente Bengoa afirmó que todo lo relativo al acuerdo para la venta “está listo hace tiempo”. Momentos antes de esta declaración, el canciller venezolano Nicolás Maduro se había reunido con el presidente Fernández para expresarle la continuidad del interés del gobierno del presidente Hugo Chávez en comprar las acciones de Refidomsa.
Dijo entonces que el retraso de la compra se debió a detalles "técnicos", que no detalló, y añadió que, retomadas las negociaciones, se establecería entre la República Dominicana y Venezuela una alianza a través del Acuerdo Petrocaribe, que “permitirá desarrollar la capacidad de refinación conjunta de los países del Caribe”.
Salvo unas declaraciones ofrecidas por Bengoa el pasado día 9 para defender la venta de las acciones, no se habló más del asunto. La opinión pública daba pues por sentado que el viaje del presidente Fernández a Caracas para participar en los actos del Bicentenario, y como había dicho el ministro de Hacienda, serviría también para finiquitar la negociación.
Esta tarde, la Presidencia de la República reaccionó a una publicación del periódico El Día sobre una nueva postergación de la firma del contrato emitiendo un comunicado que lo menos que provoca es perplejidad: el aplazamiento se debió a “recomendaciones del presidente Leonel Fernández”.
La versión oficial sobre las razones de la recomendación del mandatario es peregrina: dice el comunicado que el presidente Fernández estimó que “la solemnidad de los actos de los bicentenarios (sic) de las independencias (sic) en América Latina, organizados por el gobierno de Venezuela, requería de mayor atención de las delegaciones invitadas”.
“El presidente de la República, doctor Leonel Fernández, consideró que cualquier otro tema de carácter bilateral entre los dos gobiernos debía aplazarse, lo que fue planteado al canciller venezolano Nicolás Maduro”, agrega el comunicado de la Presidencia, sin dar ningún otro detalle sobre el particular.
Sucede, sin embargo, que el propio Chávez anunció el sábado que los presidentes Cristina Fernández, de Argentina, y Raúl Castro, de Cuba, cumplirían este martes “visitas de trabajo” en Venezuela.
"El martes se quedará Cristina en visita oficial, en visita de trabajo. Se quedará también el presidente Raúl Castro para la visita de trabajo, visita oficial, para seguir alimentado y conformando la unidad", dijo Chávez este domingo durante una intervención radial.
La presidenta argentina no solo pasaría revista a los convenios bilaterales, sino que firmaría otros. Algo similar ocurría con Castro. ¿Son acaso estos presidentes menos respetuosos de la solemnidad de las fiestas conmemorativas que el mandatario dominicano? No lo parece. Más aún, Cristina Fernández fue la oradora de orden en una sesión solemne en la Asamblea Nacional.
Sin querer rizar el rizo, las reuniones de trabajo de Chávez con sus homólogos de Argentina y Cuba en el marco de las celebraciones pueden ser interpretadas como un mentís al pretexto dominicano para la suspensión de una negociación que cada vez más asemeja al juego del gato y el ratón.
Pero aún cuando Fernández quisiera no mezclar celebración y trabajo, y siendo el cierre de la negociación una cuestión fundamental para el país, no se entiende por qué no pudo coordinar la firma para unas horas después de terminados los festejos. Al fin y al cabo, durante sus gobiernos ha hecho viajes muchos más prolongados y sin resultados aún hoy a la vista.
La venta de las acciones de la Refidomsa a PDVSA no es un acto meramente protocolario que se puede suspender con cualquier pretexto baladí. Más aún, si la “politesse” del presidente Fernández determinó la inopinada pausa, el país debió ser informado, porque hasta hoy estaba convencido de que el mandatario viajó con el doble propósito de participar en los festejos del Bicentenario pero también, y mucho más importante, a concluir lo que el 5 de abril, y en el Palacio Nacional, se había dado como un hecho.
7dias.com.do
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