Última actualización: Miércoles, 20 de agosto de 2014 
Todavía no existe una vacuna para combatir el virus, aunque 
científicos ya están haciendo pruebas al respecto.
El brote del ébola en África Occidental es el más mortífero que 
ha existido hasta hoy. Cerca de 1.300 personas han muerto mientras que los 
funcionarios de salud en Guinea, Liberia y Sierra Leona luchan por controlar el 
virus.
Y a medida que aumentan los casos, autoridades de todo el mundo comienzan a 
preocuparse por la posibilidad de una epidemia global de ébola y de que el virus 
se propague mediante los viajes en aviones.
"La cabina de un avión no es más peligrosa que cualquier otro lugar donde se está en contacto con mucha gente, como por ejemplo, el área de alimentos de un centro comercial"
Christine Pearson, portavoz del Centro para el Control y 
Prevención de Enfermedades de Atlanta
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¿Acaso las cabinas de los aviones son focos de la enfermedad? A menudo, los 
viajeros están alerta a los estornudos y la tos de otros pasajeros, debido al 
temor de contraer alguna enfermedad.
La preocupación en Occidente aumentó tras conocerse que el ciudadano 
estadounidense Patrick Sawyer, quien falleció de la enfermedad en Lagos, 
Nigeria, había volado a este país procedente de Liberia.
¿Cuáles son las probabilidades de contraer una enfermedad mortal en pleno 
vuelo y cómo se puede frenar su propagación entre los países?
Para tener una idea de los riesgos que implica, BBC Future habló con 
investigadores de enfermedades infecciosas para averiguar qué sabemos acerca de 
la transmisión por esta vía y qué posibilidades hay de que el ébola se propague 
por el mundo. 
Problemas de transmisión
Los riesgos de contraer una infección por un pasajero enfermo no son tan 
altos como se podría pensar, dice Christine Pearson, portavoz del Centro para el 
Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en Atlanta, 
Georgia.
"La cabina de un avión no es más peligrosa que cualquier otro lugar donde se 
está en contacto con mucha gente, como por ejemplo, el área de alimentos de un 
centro comercial".
Los expertos señalan que las posibilidades de contraer 
enfermedades dentro de un avión son limitadas.
John Oxford, virólogo de la Universidad Queen Mary de Londres, está de 
acuerdo y resalta que la ventilación de los aviones permite filtrar el aire 
constantemente para contrarrestar bacterias y virus.
Mediante simulacros para analizar la posible propagación de gérmenes, se ha 
encontrado que por lo general los virus y las bacterias se dispersan, como 
máximo, a un par de filas a ambos lados del portador.
Aún así, las posibilidades parecen ser limitadas, según un estudio publicado 
en la revista British Medical Journal. El estudio realizó una 
investigación en un vuelo en el que se encontraban nueve niños en edad escolar 
que eran portadores del virus de la gripe porcina. 
Sólo dos pasajeros, de entre más de los 100 interrogados, desarrollaron la 
enfermedad y ambos se sentaban a dos filas de distancia de los niños 
enfermos.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el riesgo de contraer la 
enfermedad es de apenas un 3,5% para quienes están sentados en esos 
asientos.
Otros estudios que han investigado la propagación del sarampión y la 
tuberculosis sugieren que las tasas de transmisión durante un vuelo son 
bajas.
A partir de estudios como estos, John Oxford dice que "el mayor riesgo no 
está en el avión, sino en el taxi de camino al aeropuerto".
La evidencia no es firme
Sin embargo, John Edmunds, experto en enfermedades infecciosas de la Escuela 
de Higiene y Medicina Tropical de Londres, señala que es difícil obtener 
conclusiones firmes, incluso en el caso de enfermedades más comunes.
El brote se ha expandido rápidamente por Liberia, Nigeria, 
Sierra Leona y otros países de África occidental.
No se han realizado muchas investigaciones al respecto, dice, lo que 
significa que no es posible encontrar cifras absolutas del riesgo y compararlo 
con las posibilidades de infección en una escuela, por ejemplo.
Por eso, es aún más difícil evaluar el riesgo de que se propaguen por este 
medio enfermedades raras y no estudiadas como el ébola.
La forma de propagación es claramente un factor importante. Se han 
documentado unos pocos casos de norovirus, un virus responsable de una buena 
parte de los brotes de gastroenteritis por intoxicación alimentaria, que se 
propagó entre pasajeros, probablemente debido a que las personas compartían el 
mismo baño.
Pero sabemos que contraer el ébola es relativamente difícil, ya que a 
diferencia de las enfermedades respiratorias como los resfriados y la gripe, 
sólo puede transmitirse a través del contacto con fluidos corporales como la 
saliva, vómito, o la sangre.
Siempre existe la posibilidad de que un pasajero embarque en un vuelo antes 
de haber desarrollado todos los síntomas. Pero, hasta ahora, la evidencia 
sugiere que es poco probable que uno se contagie de alguien que se encuentra en 
las primeras etapas de la enfermedad, es decir antes de que comiencen los 
vómitos y las hemorragias.
"Como pasajero, no me gustaría sentarme junto a alguien con ébola", admite 
Edmunds. "Pero no creo que la situación sea de alto riesgo si hay alguien con 
fiebre".
Riesgo menor
Pero el virus también puede propagarse mediante personas aparentemente sanas 
pero portadora del virus que se mueven de un país a otro.
Muchos trabajadores de la salud han muerto a causa del 
ébola.
Tal vez ahí está el mayor riesgo de que se produzca una epidemia global: la 
propagación de la gripe porcina y el SARS alrededor del mundo se debió en gran 
parte a los portadores que no fueron detectados.
Dado que el ébola tiene un período de incubación de hasta 21 días, los 
portadores podrían llegar a un país semanas antes de desarrollar los 
síntomas.
"Es un problema", admite Oxford, pero aún así piensa que la infección puede 
ser contenida.
Según Oxford, si se toman las medidas adecuadas, una persona que tenga los 
síntomas puede ser diagnosticada rápidamente y ser puesta en cuarentena.
Asimismo, las autoridades sanitarias pueden revisar todos aquellos que hayan 
estado en contacto con esta persona, como los tripulantes aéreos, los 
funcionarios de inmigración y sus familiares. "Todo eso puede detener la 
propagación", dice Oxford.
El portavoz de la Organización Mundial de la Salud, Gregory Hartl, señala que 
hay un "pequeño riesgo" de epidemia mundial, y que se está trabajando con la 
Asociación Internacional de Transporte Aéreo para revisar las 
recomendaciones.
Por el momento, nadie puede predecir si otros viajeros aéreos han contraído 
la enfermedad, pero hay esperanzas de que una intensa vigilancia ayude a 
minimizar cualquier riesgo potencial.
Sin embargo, aunque se logre contener el brote y se extinga paulatinamente, 
el ébola demuestra, una vez más, que en un mundo moderno y altamente conectado 
como el nuestro, no estamos exentos de padecer catástrofes o 
epidemias.

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