jueves, 15 de julio de 2010

HALLADOS RESTOS DE UN BARCO DEL SIGLO XVIII EN LA ZONA CERO DE NUEVA YORK...

Trabajos de excavación en la zona donde se ha localizado restos de un barco del siglo XVIII en la zona cero de Nueva York.- Fred R. Conrad/The New York Times

Unos arqueólogos miden los restos del buque del siglo XVIII hallado en la Zona Cero .- AP



Los expertos creen que la embarcación podría haberse hundido en la zona sur de la ciudad donde en 1797

BÁRBARA CELIS
Nueva York 15/07/2010
La zona cero de Nueva York ha escupido un vestigio del pasado: los restos prácticamente completos de un navío del siglo XVIII de casi diez metros de eslora. Los trabajadores que tratan de completar la aparentemente imposible tarea de construir sobre el solar que dejaron a su paso los atentados del 11-S hace nueve años -solo uno de los siete edificios proyectados está en pie a causa de las múltiples disputas políticas y problemas económicos que han ralentizado la construcción-, tropezaron el martes con una serie de maderas paralelas a unos ocho metros bajo tierra.

Unos arqueólogos miden los restos del buque del siglo XVIII hallado en la Zona Cero .- AP

"La forma era claramente la del contorno de un barco" aseguró en el diario The New York Times Michael Pappalardo, un arqueólogo que trabaja con la Autoridad Portuaria de Nueva York documentando todo lo que va apareciendo en la zona cero y que estaba en el área cuando los obreros le alertaron. Según todos los indicios, el barco, de casi diez metros de eslora, podría haber sido utilizado como relleno para arrancarle espacio al río Hudson al sur de Manhattan hace unos 200 años.

Un ancla de unos 50 kilos fue encontrada el miércoles a pocos metros de donde aparecieron los restos del navío, que según The New York Times incluso podría llegar a tener nombre, puesto que mapas antiguos de Nueva York indican que en las cercanías de donde se halló el barco había, hacia finales del siglo XVIII, dos muelles, el Lake y el Lindsey. No obstante, los diferentes arqueólogos que acudieron el martes a la zona cero y que desde entonces trabajan a mano para tratar de rescatar los frágiles restos del barco prefieren no avanzar demasiado hasta que estos sean analizados en los laboratorios.
Durante los últimos dos siglos el barro ha protegido los restos del navío pero al dejarlo al descubierto, el contacto con el oxígeno tiene un efecto devastador sobre la madera, que se deteriora rápidamente. De ahí que un equipo de arqueólogos se haya trasladado a la zona para tratar de conseguir el máximo de información sobre el artefacto antes de que la madera comience inevitablemente a romperse.


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