De perro rabioso de Oriente Medio a aliado de Occidente
Sayf al-Islam al-Gadafi No posee ningún cargo oficial, aunque en los años 90 emergió como el principal interlocutor del régimen con Occidente. Sus intentos por promover cambios alarmaron a los sectores más conservadores. Tiene fama de liberal y sus apariciones en medios occidentales han contribuido a suavizar la imagen del país.
VERÓNICA BECERRIL CORRESPONSAL ROMA
Libia, el segundo país más rico de África, recordó ayer por todo lo alto la llegada al poder de Muamar Gadafi, el polémico mandatario que desde hace 40 años lleva adelante «la conquista de la libertad» como él la definió. Precisamente la palabra «Libertad» empapelaba ayer la capital libia junto a imágenes del propio Gadafi, quien orgulloso presidió unas celebraciones que se parecían más a la puesta en escena de unos Juegos Olímpicos que a un aniversario político-militar.
El «Guía de la Revolución»
Gadafi, que se situó en la «Plaza Verde» de Trípoli tras un cristal a prueba de balas, no escatimó en gastos destinando 28 millones de euros para su propia fiesta. Un desfile con 53 caballeros que enarbolaron cada una de las banderas africanas, invitados de muchos países -aunque la mayoría se abstuvo de ir, en representación española sí acudió el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos-, bailarines y una fastuosa cena en una estructura flotante con la que se interrumpió la celebración del Ramadán fueron algunos de los ingredientes de la fiesta por las cuatro décadas en el poder del «Guía de la Revolución».
Junto a ellos estaba el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, la de Filipinas, Gloria Macapagal, y el de Venezuela, Hugo Chávez, quien no dudó en elogiar a su «amigo» a quien dijo admirar por la revolución llevada a cabo. La mayor parte de países occidentales decidió mandar un representante diplomático, excepto Reino Unido y EE.UU. que no acudieron. Sólo acudió el presidente serbio Boris Tadic, ya que ni siquiera estuvo presente el presidente italiano Silvio Berlusconi, quien ya había viajado hasta Trípoli el domingo para celebrar el primer aniversario del Tratado de Amistad entre los dos países.
Por todo ello Gadafi se permite el lujo de generar polémica y provocar como hizo ayer concluyendo la ceremonia de conmemoración de sus 40 años en el poder con un espectáculo de baile en el que se evocaba la historia del país, enfatizando los episodios más duros del colonialismo, remarcando que todos los países están en deuda.
Polémicas «Frecce Tricolori»
El rocambolesco espectáculo estuvo marcado por la polémica presencia de las «Frecce Tricolori», los aviones acrobáticos italianos que en el cielo despliegan los colores de la bandera. La exhibición estuvo a punto de no celebrarse debido a la insistente petición por parte de Libia de que los aviones lanzaran sólo el color del país: el verde.
La relación entre Italia y Libia se basa en intereses comerciales para Italia y de prestigio para Libia. En concreto, Italia ha conseguido el petróleo y el gas y un acuerdo en materia de inmigración que prevé el control férreo de las costas por parte de Libia, país que se compromete a acoger de nuevo a las embarcaciones con inmigrantes ilegales.
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