Domingo, 05 de diciembre del 2010
Autor: pedro flores flores
"Sí, soy un criminal. Mi crimen es el de la curiosidad. Mi crimen es juzgar a la gente por lo que dice o piensa, no por cómo se ve. Mi crimen es ser más listo que tú, algo por lo que nunca me perdonarás.
Soy un hacker, y éste es mi Manifiesto. Podrás detener a este individuo, pero no podrás detenernos a todos... al fin y al cabo, todos somos iguales."
The Hacker Manifesto (1986)
Hay cierto escepticismo a nivel periodístico sobre la filtración de 250 mil cables diplomáticos desde la web de Wikileaks. Los argumentos son: no se dice nada que no sepamos ya; las juergas de Berlusconi, el tumor de Evo y el resto de chismes de cóctel son anodinos; no hay nada de relevancia pública en estos cables que jamás debieron ser publicados
A niveles gubernamentales, las reacciones han sido de otra índole: un asesor del gobierno canadiense ha pedido que asesinen a Julian Assange, el hacker creador de Wikileaks; Interpol ha emitido una orden de captura contra Assange, acusado de infringir una extraña ley sueca que prohibe tener sexo sin condón (sí, leyó bien). Por si fuera poco, un senador republicano quiere declarar a Wikileaks como una organización terrorista y presiones norteamericanas han terminado despojando a la web de sus servidores en Amazon, de su dominio .org y hasta de su cuenta en PayPal para donativos.
Lo que pocos parecen haber notado es que ambas reacciones se contradicen. Si no pasa nada, si la filtración es irrelevante y sus revelaciones, puros chismes, ¿por qué entonces el gobierno norteamericano lidera la ofensiva más grande que jamás se haya visto contra una página web? Hay filtraciones que son bombas de tiempo: el espionaje norteamericano en la mismísima ONU, el "corralito" árabe a Irán, las dudas de China sobre Corea del Norte y las presiones del gobierno gringo sobre España para lanzar la polémica "Ley Sinde" (que permite cerrar webs con la excusa de la lucha contra la piratería). Estas son sólo algunas de las filtraciones de consecuencias francamente incalculables.
Y ojo: desde que empezó el "Cablegate" hasta el cierre de esta edición, Wikileaks sólo ha publicado 852 de los más de 250 mil documentos que tiene en su poder. Es decir, sólo se ha revelado el 0.32% de la información filtrada. Cada día se van soltando algunos cientos de documentos conforme los van revisando las unidades de investigación de los diarios que colaboran con Wikileaks en este caso.
Sin embargo, Wikileaks está acorralado. Ha perdido servidores, canales de financiamiento y hasta su nombre en la red. Se puede acceder a ella escribiendo en el navegador el IP 213.251.145.96, de unos servidores en Francia. Ahí están todavía el Cablegate y tambien las filtraciones anteriores, sobre crímenes en Iraq y Afganistán, pero el resto de documentación subida en los últimos cuatro años (incluyendo los 84 Petroaudios alojados allí) está, por el momento, inaccesible.
La neutralidad de la red, uno de los caballitos de batalla de Obama en su campaña, ha resultado letra muerta. Finalmente Internet está compuesta de empresas privadas y estas empresas privadas han cedido a la presión política. ¿Se acabó el sueño de una Internet libre? Probablemente Wikileaks caiga antes de publicar todos los 250 mil cables. Probablemente Assange termine arrestado. Probablemente se venga una contraofensiva legal antilibertaria contra Internet.
Pero ese no será el final. En los torrents -esa zona anárquica de la red- circula insurance.aes256, un archivo encriptado de 1.4 Gb que es "el seguro de vida" de Assange. En caso que le suceda algo, se dará a conocer el password para descifrar el archivo y revelar lo que sea que contenga. Si cae Assagne, si cae Wikileaks, surgirán miles de miles. Cualquiera puede serlo. Cualquiera puede crear su propio Wikileaks. No podrán detenerlos a todos.
La vieja ética hacker -no en vano Assange empezó como un hacker- nos dice que la información quiere ser libre. El viejo lugar común nos dice que la información es poder. Antes, ese poder estaba en manos de unos cuantos. Ahora, la información ha sido liberada y el poder ha sido democratizado, de verdad. Por supuesto que esa democratización ya había ocurrido antes de Wikileaks, pero es sólo con esta revelación sin precedentes que el mundo se ha dado cuenta del verdadero poder que tiene en sus manos. Esta es la verdadera noticia de la semana, quizás del año: Wikileaks se ha convertido en un concepto.
Es posible que Wikileaks pierda esta guerra, quizás Assange termine con un balazo en la cabeza y la mayoría de cables nunca vea la luz. Eso no cambiará nada. La idea ha sido implantada en millones de personas alrededor del mundo. Millones de potenciales Assange con la misma idea. Y las ideas, como escribió Alan Moore, son a prueba de balas.
Vía Perú 21
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