1 de Sep 2010 12:00 AM
En la sesión de estreno de los diputados ocurrió de todo. En la Cámara Baja, donde más de 90 de sus integrantes son nuevos, muchos andaban perdidos por los pasillos.
No conocían la ubicación de sus oficinas ni del hemiciclo, no sabían utilizar el sistema automatizado de votación, a pesar de que participaron en dos sesiones de ensayo y en la toma de posesión. “¿Dios mío, qué hago ahora, a qué le doy?”, preguntaban los nuevos a sus vecinos los viejos legisladores, al momento de votar.
Un personaje tan respetado como Hugo Tolentino Dipp, ex presidente de la Cámara y que un salón del edificio lleva su nombre, en medio de ese maremoto del primer día, al momento de votar que pulsó el botón opuesto, debido a que no conocía el sistema de votación. “¡Perdónenme, estoy perdido, esto ha cambiado mucho!”, decía Tolentino, durante la sesión iniciada a las 10:45 de la mañana y que terminó a las 3:05 de la tarde.
Tampoco las condiciones técnicas resultaron las apropiadas. El sonido falló constantemente, incluyendo el micrófono del nuevo presidente de los diputados, Abel Martínez y de los voceros de los bloques.
Igual fallo ocurrió con la computadora que registra en pantalla gigante la proporción de los votos. “Eso está loco, directo, no estoy votando y mi voto se marca”, decía la diputada Kenia de Bisonó.
Los más destacados en la sesión del día fueron el comediante Luisín Jiménez y el sindicalista Juan Hubieres. Jiménez atacó despiadadamente a la prensa, a la que responsabiliza de la mala imagen de los diputados.
Hubieres sobresalió, no por su discurso en contra de los ricos y el neoliberalismo, sino por lo que le vociferaban los congresistas peledeístas: “Vividor”, “¿Pagaste las guaguas azules?”, “chantajista, actor, aprende a manejar, dirige un sindicato y no sabe manejar”.
Para acallar las voces, Martínez golpeaba con el mallete y pedía silencio.
Tampoco se quedó atrás “el diputado chino” Radhamés Ramos García, de La Vega, quien hablaba con la prensa, legisladores peledeístas y perredeístas y les decía: “Yo soy un comunista, enviado de Dios, para ser presidente de la República”. Invitaba a sus interlocutores a que imiten su ejemplo comunitario, pues él dice que su salario, viáticos y otros beneficios como legislador los invirtió en una clínica de su ciudad, que se llama “El Buen Pastor”.
Contra la prensa
El único punto que conoció la Cámara de Diputados fue rechazar el proyecto que proponía crear un ministerio para conocer todos los asuntos fronterizos, además de la conformación de las 41 comisiones de trabajo. Todos los proyectos, incluyendo un préstamo de 30 millones de dólares, fueron a comisión.
Después todo se basó en la intervención de los diputados, como Luisín Jiménez, quien dice que la prensa hace ver a los diputados como bandidos o charlatanes.
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