Las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica comenzaron en 2007. Una de las primeras victorias fue la de Tailandia sobre Macau 7-1 (Getty Images
En 2002 el Mundial se celebró en Corea y Japón, donde miles de fanáticos coreanos se reunieron para ver a su equipo (Getty Images
Estados Unidos celebró la Copa del Mundo en su país por primera vez en el año de 1994 (Getty Images).
Italia derrotó a Francia en la final de 2006, lo que llevó a que fanáticos italianos tomaran las calles para festejar (Getty Images).
Inglaterra sólo ha ganado una vez el Mundial, en 1966. Esos jugadores hasta el día de hoy son venerados como héroes (Getty Images).
Brasil ganó en 1994 el Mundial, su cuarta victoria. En 2002 volvió a ganar, logrando ser el país con más victorias en el Mundial (Getty Images).
En Sudáfrica, el sonido de la corneta 'vuvuzela' se convertirá en un sinónimo del primer Mundial que se realiza en África (Getty Images).
La capacidad de convocatoria del futbol no se compara con ningún otro evento, incluso la FIFA tiene más países inscritos que la ONU
Por Simon Hooper
Viernes, 11 de junio de 2010 a las 08:00
El mundo gira en torno a un balón
Viernes, 11 de junio de 2010 a las 07:58
DESTACADOS
32 equipos son los que llegan a las finales, pero más de 800 calificadores compitieron
Las Copas del Mundo son también parte de la historia nacional de países como Brasil e Inglaterra
La FIFA ha tratado de aumentar el atractivo del futbol llevándolo a países como Estados Unidos, Asia y ahora África
La Copa del Mundo es parte de las historias de las siete naciones que han obtenido la victoria (AFP).
(CNN) — “No hay ninguna duda que el mundo gira en torno a la pelota que gira”, escribió el autor uruguayo Eduardo Galeano después de que Brasil venció a Italia por penaltis para ganar la final de la Copa Mundial de futbol en 1994.
En su historia elegíaca del siglo veinte, El fútbol a sol y sombra, Galeano se acerca más que cualquier otro escritor de captar nuestra obsesión con el juego “bello” y su grandioso evento, trazando el surgimiento del futbol como un espectáculo global que todo lo consume.
A falta de extraterrestres que lleguen a la Tierra en el futuro cercano –o que la humanidad llegue a Marte- la final del Mundial es lo más cercano que el planeta tiene a una experiencia de visualización colectiva. Cientos de millones verán la final en julio 11, mientras que el organismo de gobierno de la FIFA prevé una audiencia acumulada para el torneo de 26,290 millones de espectadores.
Kevin Alavy, de los analistas deportivos de Futures Sports + Entertainments, dice que en términos de los deportes televisados, la final del la Copa Mundial está en “una plano diferente” a cualquier otro evento. Él pone el atractivo casi universal del futbol en su sencillez.
“Muchos deportes quieren crecer internacionalmente al exportar sus productos, pero entre más simple sea el producto es más fácil exportarlo. Las reglas del futbol son muy, muy sencillas”, le dijo Alavy a CNN.
Él asegura que la FIFA también ha ayudado a impulsar la popularidad del futbol con su compromiso de la trasmisión al aire gratuita, permitiéndole al deporte alcanzar su máxima audiencia.
Entretanto, la política de la FIFA de llevar la Copa Mundial a mercados sin explorar, como Estados Unidos en 1994, Corea del Sur y Japón en 2002 y Sudáfrica en 2010 –la primera vez que el torneo se lleva a cabo en África- ha extendido el alcance de la competencia más allá de los centros tradicionales en Europa y Suramérica, dice Alavy.
Mientras que la atención ahora se enfoca en los 32 finalistas, parte del atractivo de la Copa Mundial recae en el hecho de que toca virtualmente a todas las sociedades del planeta.
Las finales –que duran un mes-, son realmente el clímax de una competencia de tres años que comenzó en agosto de 2007 cuando Nueva Calcedonia derrotó a Tahití 1-0. Más de 200 Estados miembros de FIFA –es una organización con más miembros que la Naciones Unidas- participan, jugando más de 850 partidos clasificatorios.
El futbol también cambia el orden normal del mundo desde su cabeza. Gigantes globales como China, India y Rusia ni siquiera están representados en la competencia de Sudáfrica, mientras que naciones pequeñas como Honduras, Eslovaquia y Algeria disfrutarán sus momentos bajo la mirada de todo el mundo.
Incluso la aislada Corea del Norte puede esperar un cubrimiento positivo para variar, especialmente si sus jugadores pueden igualar el desempeño legendario de sus predecesores de 1966, que enviaron a Italia a casa para un recibimiento temprano con tomates y críticas después de perder en los cuartos de final.
Para las naciones líderes en futbol, la Copa Mundial se ha tejido en su historia moderna, con triunfos y derrotas, tanto gloriosas como ignominiosas, quedando firmemente grabada en la memoria colectiva.
“En Europa hoy puede que no haya nada más que pueda juntar a la sociedad tanto como la Copa Mundial”, escribieron Simon Kuper y Stefan Szymanski en Por qué pierde Inglaterra.
“Además del deporte, sólo la guerra y la catástrofe pueden crear ese tipo de unidad nacional”.
En Brasil, donde quizá el torneo signifique más que en cualquier otro lugar del mundo, incluso las cinco victorias mundiales de la selección sólo consiguen exorcizar un poco el recuerdo de la infame derrota con Uruguay en la final de 1950 en Rio de Janeiro en el estadio Maracaná; un partido descrito por el autor brasilero Nelson Rodrigues como una “catástrofe nacional irremediable”.
Traumatizado por la derrota, las autoridades futbolísticas de Brasil lanzaron un concurso para diseñar un nuevo kit, con el razonamiento que las camisetas blancas del equipo no eran lo suficientemente patrióticas. El resultado fue la camiseta amarilla más famosa del mundo.
Las victorias subsecuentes de ese país sólo han aumentado el hambre brasileña por la gloria mundial, y la miseria cuando las cosas no salen bien. En 2001 el astro Ronaldo fue llamado a testificar frente a una comisión del Senado en una investigación sobre de las circunstancias alrededor de la derrota 3-0 frente a Francia en la final de 1998.
Otros países tienen sus propias relaciones complicadas con la Copa Mundial.
Para los fanáticos ingleses, los persistentes fracasos en el principal evento deportivo –con la excepción del triunfo local en 1966- siempre estarán menguados con la idea de que el futbol inglés alguna vez dominó el mundo, aunque sólo sea por el hecho de en ese entonces ningún otro país por fuera de las islas británicas había descubierto el deporte.
“Inglaterra siempre se remonta a sus época dorada que realmente sólo existe entre 1886 y 1900”, le dijo a CNN el escritor de futbol inglés Jonathan Wilson, autor de “La anatomía de Inglaterra”.
“Es una razón de por qué estamos tan frustrados en los Mundiales: cuando realmente haber ganado una sola Copa Mundial es una cosa perfectamente razonable para un equipo del tamaño y el talante como el inglés”.
Wilson dice que la rareza de conseguir el éxito en el Mundial –sólo siete países han ganado la competencia, que ocurre cada cuatro años- también ha aumentado su atractivo mágico.
Incluso para los grandes futbolistas como Pelé, Diego Maradona y Zinedine Zidane, el torneo puede llegar sólo una o dos veces en la cumbre de sus talentos como jugadores, haciendo leyendas a aquellos cuyas carreras tienen la buena fortuna de coincidir con el éxito en un Mundial.
“Una de las claves de la afición es ese anhelo, ese sentido de pérdida, que se revela en el fracaso, y la Copa Mundial apela a esos instintos”, dijo Wilson.
“Porque Inglaterra ganó sólo una vez, todos conocen cada detalle de ese triunfo de 1966”. La mayoría de los fanáticos pueden nombrar a los 11 que ganaron, así que se les venera en una forma que no pasa con jugadores mejores”.
Pero puede haber otros beneficios de ver la Copa Mundial, sin importar de cuál sea el desempeño de su equipo favorito. Kuper y Szymanski afirman que el torneo hace a las personas más felices al crear un evento colectivo que ayuda a valorar las relaciones con la familia, los amigos y el mundo.
“Pareciera que los torneos de futbol crean esas relaciones: las personas se reúnen en bares o salas de casas, un país entero de repente se preocupa por un mismo evento. Un Mundial es el tipo de proyecto común que de otro modo es prácticamente inexistente en las sociedades modernas”, escriben, incluso afirmando que las tasas de suicidio disminuyen en muchos países en los años de Mundial.
Galeano, quizá escribiendo como originario de un país cuyas glorias mundiales pertenecen a una época dorada distante, seguramente apreciaría las cualidades terapéuticas de un buen partido de futbol.
“Cuando el buen fútbol ocurre, le doy gracias al milagro y no me importa qué equipo o país lo haga”, escribió.
Al principio de Fútbol en sol y en sombra, Galeano le dedica el libro a un grupo de niños que se cruzaron con él “una vez, hace años”.
Los niños habían estado jugando futbol, recuerda Galeano, y estaban cantando: “ganamos, perdimos, igual nos divertimos”.
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