Un coche de Naciones Unidas se hace paso entre la gente que espera recibir comida. Ap
Varios saqueadores huyen de una tienda destruida en Puerto Príncipe. Reuters
En las próximas semanas Haití pudiera entrar en una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles, dijeron a ELMUNDO.es fuentes de inteligencia occidentales, estacionadas en el país caribeño.
La preocupación es seria y fue expuesta a un grupo de corresponsales el domingo por la tarde, en lo que queda de las instalaciones del aeropuerto de la capital haitiana, bajo la condición del anonimato y no publicar determinados detalles.
El domingo, los pocos agentes policiales haitianos que aún ejercen sus funciones, persiguieron durante varias cuadras, a ladrones que intentaron apoderarse del contenido de la caja fuerte de un banco, que colapsó por el terremoto.
“No son grandes indicios si los vemos por separado. Pero si empezamos a sumarlo todo, la conclusión es que están creadas las condiciones para que suceda algo”, dijo una de las fuentes.
En realidad, aseveró, “lo que está claro es que están tanteando cual será la reacción de los militares que protegen los cargamentos humanitarios. Si uno de ellos dispara, se puede caer en una reacción en cadena, que será muy problemática”.
Varias tripulaciones del portaviones Carl Vinson han reportado a sus superiores, que al momento de distribuir cajas de agua a la población, esta en vez de recibirlas con tranquilidad, suele intentar subir al helicóptero para arrebatar el cargamento por la fuerza.
Es por eso que, en los últimos días, las tripulaciones optan por no aterrizar totalmente, sino tirar el cargamento al piso, desde unos tres metros de altura.
“El sábado hubo un haitiano que logró colgarse de la puerta de mi helicóptero y hubo casi que golpearlo para que se desprendiera”, contó uno de los pilotos, a un grupo de periodistas.
Las personas están detenidas en el tiempo en medio de las calles, rodeadas de ruinas, aún en estado de shock, muchas veces sin entender bien que pasó.
Además, no hay electricidad en la capital y en estos días a partir de las 6 de la tarde ya está oscureciendo. Sus habitantes duermen al aire libre, en improvisados campamentos de desplazados, que vistos desde el aire parecen una enorme manta de cuadritos.
Una de esas “locuras”, pudiera ser un asalto al aeropuerto de la capital, donde se concentra toda la ayuda humanitaria que llega y, ante la insuficiencia en su distribución, es más lo que llega que lo que se entrega a la población.
“Si ellos se dan cuenta de que el agua y la comida están al doblar de la esquina, concentradas en el aeropuerto, y tienen hambre y sed, las consecuencias serian catastróficas. Porque, una cosa no es saber, sino adquirir conciencia de que algo que quieres desesperadamente, porque tu hijo o tu esposa se están muriendo, puede estar al alcance tu mano si tienes la voluntad de hacerlo. El desespero impulsa voluntades”, comentó otra de las fuentes.
La ayuda se acumula
En un recorrido por el aeropuerto el domingo, ELMUNDO.es constató que hay una enorme cantidad de envíos, que languidecen en la pista del aeropuerto, porque no hay como sacarlo hacia la calle. Es el caso de las donaciones del gobierno italiano o del marroquí. Aunque Francia envió a un grupo de soldados para cuidar de sus cargamentos, estos no lo han podido sacar aún del aeropuerto.
El problema es que la ayuda, aunque sustancial, no está llegando con celeridad a la población.
El viernes, el contralmirante Ted Branch, a cargo de la distribución de la ayuda, no ocultó su preocupación por la situación. “No deja de ser frustrante que las organizaciones humanitarias no se han puesto de acuerdo para distribuir la ayuda. Esa paralización es un peligro”, dijo.
La aseveración no deja de ser irónica, porque la operación de rescate del país ha sido bautizada, “Respuesta Unificada”.
Mientras tanto, pese a que el aeropuerto está abarrotado de ayuda internacional, mas donaciones siguen llegando.
Llegan refuerzos
Este domingo fue el día en que las tropas de Estados Unidos volvieron a Haití, desde que el año 2006 entregaron el mando de la misión de manutención de pacificación de Naciones Unidas (MINUSTHA) a Brasil.
En la madrugada del sábado para domingo, alrededor de 1.000 soldados de la 82 división aerotransportada, con sede en Fort Bragg, Carolina del Norte, desembarcaron en Puerto Príncipe y montaron un campamento rudimentario en el aeropuerto.
El martes, está prevista la llegada del porta-helicópteros Bataan con 2.000 marines a bordo que serán incorporados a las tareas de seguridad pública, ya que la policía haitiana prácticamente no existe y la MINUSTHA se encuentra desorganizada. Muchos de sus integrantes murieron o se encuentran heridos por el terremoto.
Centenares de delincuentes se fugan de una cárcel de la capital
Miembros del partido del defenestrado Aristide, estarían reorganizándose
Miembros del partido del defenestrado Aristide, estarían reorganizándose
Rui Ferreira Puerto Príncipe (Enviado especial. A bordo del 'USS Carl Vinson')
Actualizado lunes 18/01/2010 10:12 horas
Actualizado lunes 18/01/2010 10:12 horas
En las próximas semanas Haití pudiera entrar en una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles, dijeron a ELMUNDO.es fuentes de inteligencia occidentales, estacionadas en el país caribeño.
La preocupación es seria y fue expuesta a un grupo de corresponsales el domingo por la tarde, en lo que queda de las instalaciones del aeropuerto de la capital haitiana, bajo la condición del anonimato y no publicar determinados detalles.
La desestabilización seria originada por la desesperación que está apoderándose de la población, por la falta de alimentos, agua y medicinas, así como por el incremento de la inseguridad en las calles, después que centenares de delincuentes se fugaron de una cárcel de la capital haitiana.
Incidentes
Ha habido ya varios incidentes, dijeron las fuentes. El sábado en el aeropuerto, algunos haitianos intentaron forzar la entrada, uno de ellos incluso empujó a un militar estadounidense tirándolo al suelo, aunque el soldado no reaccionó.
Ha habido ya varios incidentes, dijeron las fuentes. El sábado en el aeropuerto, algunos haitianos intentaron forzar la entrada, uno de ellos incluso empujó a un militar estadounidense tirándolo al suelo, aunque el soldado no reaccionó.
El domingo, los pocos agentes policiales haitianos que aún ejercen sus funciones, persiguieron durante varias cuadras, a ladrones que intentaron apoderarse del contenido de la caja fuerte de un banco, que colapsó por el terremoto.
Del interior del país, llegan informaciones de que miembros del partido del defenestrado ex presidente Jean Bertrand Aristide, estarían reorganizándose para provocar disturbios en la capital, con la idea de traerlo nuevamente al país, aprovechando el virtual vacío de poder que se vive en Haití.
“No son grandes indicios si los vemos por separado. Pero si empezamos a sumarlo todo, la conclusión es que están creadas las condiciones para que suceda algo”, dijo una de las fuentes.
En realidad, aseveró, “lo que está claro es que están tanteando cual será la reacción de los militares que protegen los cargamentos humanitarios. Si uno de ellos dispara, se puede caer en una reacción en cadena, que será muy problemática”.
Varias tripulaciones del portaviones Carl Vinson han reportado a sus superiores, que al momento de distribuir cajas de agua a la población, esta en vez de recibirlas con tranquilidad, suele intentar subir al helicóptero para arrebatar el cargamento por la fuerza.
Es por eso que, en los últimos días, las tripulaciones optan por no aterrizar totalmente, sino tirar el cargamento al piso, desde unos tres metros de altura.
“El sábado hubo un haitiano que logró colgarse de la puerta de mi helicóptero y hubo casi que golpearlo para que se desprendiera”, contó uno de los pilotos, a un grupo de periodistas.
El hambre
Para los analistas, uno de los mayores peligros es el hambre. Aunque Haití siempre ha sido un país empobrecido y Puerto Príncipe un exponente de esa pobreza, los haitianos siempre lograron alimentarse. El comercio funcionaba, el transporte – aunque rudimentario – existía, pero con el terremoto todo eso colapsó.
Para los analistas, uno de los mayores peligros es el hambre. Aunque Haití siempre ha sido un país empobrecido y Puerto Príncipe un exponente de esa pobreza, los haitianos siempre lograron alimentarse. El comercio funcionaba, el transporte – aunque rudimentario – existía, pero con el terremoto todo eso colapsó.
Las personas están detenidas en el tiempo en medio de las calles, rodeadas de ruinas, aún en estado de shock, muchas veces sin entender bien que pasó.
Además, no hay electricidad en la capital y en estos días a partir de las 6 de la tarde ya está oscureciendo. Sus habitantes duermen al aire libre, en improvisados campamentos de desplazados, que vistos desde el aire parecen una enorme manta de cuadritos.
Locuras
“La oscuridad hace pensar mucho. La gente se desespera y para sobrevivir hace locuras y en Haití no hay una estructura para frenar una revuelta”, enfatizó una de las fuentes.
“La oscuridad hace pensar mucho. La gente se desespera y para sobrevivir hace locuras y en Haití no hay una estructura para frenar una revuelta”, enfatizó una de las fuentes.
Una de esas “locuras”, pudiera ser un asalto al aeropuerto de la capital, donde se concentra toda la ayuda humanitaria que llega y, ante la insuficiencia en su distribución, es más lo que llega que lo que se entrega a la población.
“Si ellos se dan cuenta de que el agua y la comida están al doblar de la esquina, concentradas en el aeropuerto, y tienen hambre y sed, las consecuencias serian catastróficas. Porque, una cosa no es saber, sino adquirir conciencia de que algo que quieres desesperadamente, porque tu hijo o tu esposa se están muriendo, puede estar al alcance tu mano si tienes la voluntad de hacerlo. El desespero impulsa voluntades”, comentó otra de las fuentes.
La ayuda se acumula
En un recorrido por el aeropuerto el domingo, ELMUNDO.es constató que hay una enorme cantidad de envíos, que languidecen en la pista del aeropuerto, porque no hay como sacarlo hacia la calle. Es el caso de las donaciones del gobierno italiano o del marroquí. Aunque Francia envió a un grupo de soldados para cuidar de sus cargamentos, estos no lo han podido sacar aún del aeropuerto.
El problema es que la ayuda, aunque sustancial, no está llegando con celeridad a la población.
El viernes, el contralmirante Ted Branch, a cargo de la distribución de la ayuda, no ocultó su preocupación por la situación. “No deja de ser frustrante que las organizaciones humanitarias no se han puesto de acuerdo para distribuir la ayuda. Esa paralización es un peligro”, dijo.
La aseveración no deja de ser irónica, porque la operación de rescate del país ha sido bautizada, “Respuesta Unificada”.
Mientras tanto, pese a que el aeropuerto está abarrotado de ayuda internacional, mas donaciones siguen llegando.
El domingo arribó un Hércules C-130 de Japón, con 20 toneladas de ayuda y un equipo de rescate, otro aparato similar de Marruecos con comida, agua y medicinas, así como un Airbus de Martinair fletado por una organización humanitaria holandesa, con medicinas de todo tipo.
Llegan refuerzos
Este domingo fue el día en que las tropas de Estados Unidos volvieron a Haití, desde que el año 2006 entregaron el mando de la misión de manutención de pacificación de Naciones Unidas (MINUSTHA) a Brasil.
En la madrugada del sábado para domingo, alrededor de 1.000 soldados de la 82 división aerotransportada, con sede en Fort Bragg, Carolina del Norte, desembarcaron en Puerto Príncipe y montaron un campamento rudimentario en el aeropuerto.
Durante unas 12 horas, mientras los mandos decidían a donde enviarlos, la mayoría de los soldados de la 82 división aerotransportada, deambulaba sin nada que hacer, mas allá de dormir sobre la hierba, asegurar en el piso las casetas de las letrinas o acomodar en almacenes portátiles las cajas de comida.
El martes, está prevista la llegada del porta-helicópteros Bataan con 2.000 marines a bordo que serán incorporados a las tareas de seguridad pública, ya que la policía haitiana prácticamente no existe y la MINUSTHA se encuentra desorganizada. Muchos de sus integrantes murieron o se encuentran heridos por el terremoto.
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