La señora Sobeida Félix Morel y todas las mujeres que se acostaron con José David Figueroa Agosto y que éste grabó, tienen derecho a su honor y a su honra y nadie puede mancillarlas sin cometer una falta que puede ser grave.
Si esas grabaciones, posiblemente hechas sin la autorización de por lo menos algunas de las señoras, son puestas a la venta después de estar en poder de las autoridades policiales y del Ministerio Público, es una falla gravísima del sistema penal con repercusiones imprevisibles.
Imagínese usted: en nuestro país que se comercia de todo, ahora iniciamos el comercio de pruebas judiciales. De seguir así, mañana venderán las armas con que se cometieron crímenes famosos y quién sabe cuántas cosas más.
Esta situación pone en peligro todo el andamiaje en que se sustenta el régimen de persecución de los delitos y de las pruebas. A partir de ahora, cualquier acusado de un crimen o un delito, e inclusive un testigo, podría oponerse a que sus declaraciones sean grabadas sobre la base de que luego podrían ser convertidas en objetos de comercio. Lo mismo ocurriría con las deposiciones en los juicios.
El que intentó hacer dinero o desacreditar a estas mujeres facilitando el vídeo no pensó en las gravísimas consecuencias de este acto, amén de que si se hace una investigación seria y se descubre el culpable, éste puede ser demandado en daños y perjuicios por las afectadas.
Sobeida podrá ser lo que quiera, pero tiene derecho a que se respete su honra.
Reproducido de: Diario Libre
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