Este país posee la vivencia a través de su historia, de sus diferentes gobiernos y tomando como punto de partida al régimen de Trujillo, del carácter sanguinario de sus más emblemáticas figuras, incluido él; sobre todo, de aquellos que no compartían ni el estilo, ni los objetivos sobre las bases que se sustentaba y actuaba dicho gobierno.
Trujillo y su régimen sobrevivieron a base de crímenes, desapariciones, torturas, abusos de poder, intimidaciones, chantajes, impunidad, inmunidad, prepotencia, arrogancia y sobre todo, acciones encubiertas y públicas de vulgares criminales.
Trujillo y sus matones nunca toleraron las opiniones opuestas, mucho menos fueron permisivos a manifestaciones que cuestionaran su estatus quo. Y quienes osaban hacerlo, terminaban en el mejor de los casos, en la famosa cuarenta o desterrados en el interior del país. Y en el peor y el más probable, desaparecidos o sencillamente, fusilados.
Todo esto se producía bajo el manto de la más vulgar impunidad, tanto de Trujillo, como de las diferentes instancias del Estado que estaban llamadas por la constitución y por las leches a proteger a los ciudadanos. Esa fue la historia de todo lo que se llamó ¨La Era de Trujillo´´, hasta el momento de su ejecución.
Muerto el sátrapa, la herencia del terror, crímenes, desapariciones, fusilamientos, impunidad, intimidaciones, robos al erario, se transmitió como ley Mendeliana (genética) al llamado régimen Balaguerista de los 12 años. Balaguer y sus adláteres nunca permitieron, ni toleraban oposición a su régimen, sobre todo, si venía de posiciones avanzadas, de izquierda, o liberal. Junto a su maestro, Trujillo, (El Jefe) han sido de los presidentes y regímenes que más fusilamientos, desapariciones y destierros de los mejores hombres y mujeres han producido en el país; lo cual es sin dudas, parte de las causas fundamentales de la persistencia de la naturaleza de sociedad dependiente, analfabeta, hambrienta, enferma, sin soberanía por la que hoy atravesamos.
Tres hechos emblemáticos de los últimos 36 años son más que suficientes: El fusilamiento del héroe de Abril (Comandante Caamaño, Román) en el 1973, el vil asesinato del inolvidable Orlando Martínez, en el 1975 y el último caso que tipificaban, tanto a Trujillo, como a Balaguer, la Captura y posterior desaparición del gran Narcisazo en el 1994. Así actuaban esas basuras de la historia.
La nueva modalidad de algunos pichones del Trujillismo y del Balaguerismo para justificar sus crímenes y violación, tanto a la Constitución como las Leyes del país, así como de los convenios internacionales de los cuales el país es signatario, son los tristemente llamados ¨Intercambios de disparos¨, cuyas dos figuras más representativa de los últimos tiempos, desde la jefatura de la Policía Nacional, han sido: El general Pedro de Jesús Candelier y general Rafael Guillermo Guzmán Fermín; actual jefe policial.
Ambos generales han sido denunciados, tanto nacional, como internacionalmente por organismos de derechos humanos, ante lo que es considerado como crímenes y fusilamientos, bajo los mal llamados famosos intercambios de disparos, donde en ocasiones se han contado más de 600 muerte por este método y subterfugio.
EL ACTUAL JEFE POLICIAL
Parece que el general (r) Rafael Guillermo Fermín ha entendido que para estar en ¨buena¨ con sus mentores, es imprescindible darle continuidad al método criminal que utilizaron los Trujillistas y los Balagueristas con todo a los que ellos ¨tipificaban¨ como ¨delincuentes¨ y adversarios a sus intereses, y aparentemente, a los intereses de la sociedad.
Es de ahí que, el jefe policial, por sus actuaciones, ha venido siendo llamado por un amplio sector de la sociedad con el apodo de ¨EL CIRUJANO¨. Apodo que no es el producto del estudio en una Universidad para graduarse de la especialidad de Cirugía y salvar vidas, no; ha sido el producto de las cantidades de personas que han sido discapacitadas, fundamentalmente de los miembros inferiores en los llamados intercambios de disparos, en el cual él fue un actor especial, según denuncias de las organizaciones de derechos humanos en el país.
Desde luego, en todos esos intercambios de disparos, sólo eran y son liquidados dos tipos de personas: En primer lugar, los que la propia policía califica de ¨delincuentes¨ con varias fichas y segundo, los que mueren producto de protestas comunitarias y sectoriales que generalmente son miembros de grupos populares y militantes de izquierda. Así, la policía se transforma de una estructura para mantener el orden y la ley, subordinada a la justicia, a una estructura calificadora y jugadora de las condiciones sociales de determinados ciudadanos. Eso sí; ha sido tan selectiva en sus calificativos que nunca ha fusilado o han caído en un intercambio de disparos, nadie de los que en su gestión han sido parte de los responsables de la miseria y empobrecimiento de esta sociedad a través del robo de los bienes del pueblo.
Este método criminal y a todas luces discriminatorio, selectivo, sin escrúpulos, ni respeto al más elemental de un ser humano: La vida, ha recibido el repudio en el país de sectores, grupos sociales y personas que jamás van a coincidir con esta rémora del pasado. En el caso del general Guillermo Fermín, que ha sido denunciado y cuestionado ampliamente en el país y el extranjero, ha utilizado los mismos métodos de sus antepasados, llamando a dueños de medios de comunicación y directores de medios de comunicación para, en uno, señalarle a sus dueños o su representante, la conveniencia de que a un periodista como Marino Zapete, se le llame la atención por emitir opiniones que él, el general Fermín, entiende son improcedentes hacia el accionar de sí mismo. O en su defecto, cerrarle el programa (El Jarabe de Zapete); Y en otros, ha tramitado la información a diferentes directores de medios para ¨preocupado¨ por lo que le pueda pasar a Marino Zapete por su posición ante diferentes acontecimientos de sectores de poder, pudiera ser víctimas de acontecimientos prevenibles.
Más o menos en estas líneas ha sido denunciado por el propio Marino en algunos medios de comunicación.
Estoy convencido que estas presiones y ¨preocupaciones¨ del general Guillermo Fermín hacia Marino, son actos torpes y tontos los cuales son utilizados como mascarada para cualquier hecho que le pueda suceder a Marino Zapete, sirva de excusa personal al jefe de la policía, en el supuesto entendido de que él lo había advertido por diversos medios. No, en ese gancho, jamás se debe caer. Esa ha sido una estrategia del jefe de la policía detectada; se está poniendo delante; se está tratando de proteger para salir ileso de cualquier hecho que le pueda pasar a Marino. Asido atrapado con la masa en las manos, como se dice.
A Marino Zapete tenemos que protegerlo por todos los medios para que no le suceda nada.
Este país necesita, por lo menos, 10 periodistas como él, que asumiendo públicamente la responsabilidad de defender a los indefensos y los intereses de la patria, se la juega ante los sectores cavernarios que no acaban de entender que la vida no vale nada si es para tapar vagabunderías y ser parte de los traidores, como denunciara el padre de la patria Juan Pablo Duarte. El primero que debe garantizar que a Marino no lo pique, ni un mosquito de los que produce el Dengue, es el Jefe de la Policía. Y termino diciendo, parafraseando al redentor: En sus manos encomiendo el espíritu de Marino Zapete.
Tomado del Blog: VOCEALO
Foto; Fuente externa
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