El brote del ébola en África Occidental es el más mortífero que
ha existido hasta hoy. Cerca de 1.300 personas han muerto mientras que los
funcionarios de salud en Guinea, Liberia y Sierra Leona luchan por controlar el
virus.
Y a medida que aumentan los casos, autoridades de todo el mundo comienzan a
preocuparse por la posibilidad de una epidemia global de ébola y de que el virus
se propague mediante los viajes en aviones.
"La cabina de un avión no es más peligrosa que
cualquier otro lugar donde se está en contacto con mucha gente, como por
ejemplo, el área de alimentos de un centro comercial"
Christine Pearson, portavoz del Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades de Atlanta
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¿Acaso las cabinas de los aviones son focos de la enfermedad? A menudo, los
viajeros están alerta a los estornudos y la tos de otros pasajeros, debido al
temor de contraer alguna enfermedad.
La preocupación en Occidente aumentó tras conocerse que el ciudadano
estadounidense Patrick Sawyer, quien falleció de la enfermedad en Lagos,
Nigeria, había volado a este país procedente de Liberia.
¿Cuáles son las probabilidades de contraer una enfermedad mortal en pleno
vuelo y cómo se puede frenar su propagación entre los países?
Para tener una idea de los riesgos que implica, BBC Future habló con
investigadores de enfermedades infecciosas para averiguar qué sabemos acerca de
la transmisión por esta vía y qué posibilidades hay de que el ébola se propague
por el mundo.
Problemas de transmisión
Los riesgos de contraer una infección por un pasajero enfermo no son tan
altos como se podría pensar, dice Christine Pearson, portavoz del Centro para el
Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en Atlanta,
Georgia.
"La cabina de un avión no es más peligrosa que cualquier otro lugar donde se
está en contacto con mucha gente, como por ejemplo, el área de alimentos de un
centro comercial".
Los expertos señalan que las posibilidades de contraer
enfermedades dentro de un avión son limitadas.
John Oxford, virólogo de la Universidad Queen Mary de Londres, está de
acuerdo y resalta que la ventilación de los aviones permite filtrar el aire
constantemente para contrarrestar bacterias y virus.
Mediante simulacros para analizar la posible propagación de gérmenes, se ha
encontrado que por lo general los virus y las bacterias se dispersan, como
máximo, a un par de filas a ambos lados del portador.
Aún así, las posibilidades parecen ser limitadas, según un estudio publicado
en la revista British Medical Journal. El estudio realizó una
investigación en un vuelo en el que se encontraban nueve niños en edad escolar
que eran portadores del virus de la gripe porcina.
Sólo dos pasajeros, de entre más de los 100 interrogados, desarrollaron la
enfermedad y ambos se sentaban a dos filas de distancia de los niños
enfermos.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el riesgo de contraer la
enfermedad es de apenas un 3,5% para quienes están sentados en esos
asientos.
Otros estudios que han investigado la propagación del sarampión y la
tuberculosis sugieren que las tasas de transmisión durante un vuelo son
bajas.
A partir de estudios como estos, John Oxford dice que "el mayor riesgo no
está en el avión, sino en el taxi de camino al aeropuerto".
La evidencia no es firme
Sin embargo, John Edmunds, experto en enfermedades infecciosas de la Escuela
de Higiene y Medicina Tropical de Londres, señala que es difícil obtener
conclusiones firmes, incluso en el caso de enfermedades más comunes.
El brote se ha expandido rápidamente por Liberia, Nigeria,
Sierra Leona y otros países de África occidental.
No se han realizado muchas investigaciones al respecto, dice, lo que
significa que no es posible encontrar cifras absolutas del riesgo y compararlo
con las posibilidades de infección en una escuela, por ejemplo.
Por eso, es aún más difícil evaluar el riesgo de que se propaguen por este
medio enfermedades raras y no estudiadas como el ébola.
La forma de propagación es claramente un factor importante. Se han
documentado unos pocos casos de norovirus, un virus responsable de una buena
parte de los brotes de gastroenteritis por intoxicación alimentaria, que se
propagó entre pasajeros, probablemente debido a que las personas compartían el
mismo baño.
Pero sabemos que contraer el ébola es relativamente difícil, ya que a
diferencia de las enfermedades respiratorias como los resfriados y la gripe,
sólo puede transmitirse a través del contacto con fluidos corporales como la
saliva, vómito, o la sangre.
Siempre existe la posibilidad de que un pasajero embarque en un vuelo antes
de haber desarrollado todos los síntomas. Pero, hasta ahora, la evidencia
sugiere que es poco probable que uno se contagie de alguien que se encuentra en
las primeras etapas de la enfermedad, es decir antes de que comiencen los
vómitos y las hemorragias.
"Como pasajero, no me gustaría sentarme junto a alguien con ébola", admite
Edmunds. "Pero no creo que la situación sea de alto riesgo si hay alguien con
fiebre".
Riesgo menor
Pero el virus también puede propagarse mediante personas aparentemente sanas
pero portadora del virus que se mueven de un país a otro.
Muchos trabajadores de la salud han muerto a causa del
ébola.
Tal vez ahí está el mayor riesgo de que se produzca una epidemia global: la
propagación de la gripe porcina y el SARS alrededor del mundo se debió en gran
parte a los portadores que no fueron detectados.
Dado que el ébola tiene un período de incubación de hasta 21 días, los
portadores podrían llegar a un país semanas antes de desarrollar los
síntomas.
"Es un problema", admite Oxford, pero aún así piensa que la infección puede
ser contenida.
Según Oxford, si se toman las medidas adecuadas, una persona que tenga los
síntomas puede ser diagnosticada rápidamente y ser puesta en cuarentena.
Asimismo, las autoridades sanitarias pueden revisar todos aquellos que hayan
estado en contacto con esta persona, como los tripulantes aéreos, los
funcionarios de inmigración y sus familiares. "Todo eso puede detener la
propagación", dice Oxford.
El portavoz de la Organización Mundial de la Salud, Gregory Hartl, señala que
hay un "pequeño riesgo" de epidemia mundial, y que se está trabajando con la
Asociación Internacional de Transporte Aéreo para revisar las
recomendaciones.
Por el momento, nadie puede predecir si otros viajeros aéreos han contraído
la enfermedad, pero hay esperanzas de que una intensa vigilancia ayude a
minimizar cualquier riesgo potencial.
Sin embargo, aunque se logre contener el brote y se extinga paulatinamente,
el ébola demuestra, una vez más, que en un mundo moderno y altamente conectado
como el nuestro, no estamos exentos de padecer catástrofes o
epidemias.